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Entrevista:

"Barcelona avanza con su dinámica propia; Madrid, a base de especulación"

Álex Grijelmo

El martillo neumático de los obreros tritura la tranquilidad del despacho de Joaquín Leguina en primer lugar. Están colocando a Carlos III frente a la ventana del presidente madrileño. Después, dos ambulancias rasgan el diálogo y llenan la cinta magnetofónica de decibelios. Más tarde rompe la calma una sirena de la policía. También pueden penetrar en los oídos el bocinazo de un taxista o la cantinela de un vendedor de mecheros. Por suerte, la mañana en que se celebra la entrevista no hay ninguna manifestación. Con la grabadora aún desconectada, Leguina se queja de la poca importancia que los periódicos madrileños dan a la capital y a la región, a los problemas que destrozan la calidad de vida, protesta por el escaso debate urbanístico que reflejan los periódicos, y por la desinformación de los ciudadanos sobre las decisiones que toman las instituciones locales. "Y así les va a los ciudadanos". Después confronta todo esto con el espíritu colectivo de Barcelona, donde los periódicos hablan mucho de lo propio y explican qué hacen los políticos con ello.Pregunta. La inauguración del Estadio de1a Comunidad, La Peineta, abrió una cierta euforia olímpica con vistas al futuro, y era precisamente una posibilidad de aunar voluntades en Madrid y abrir un debate. Pero fue usted quien echó un jarro de agua fría enseguida sobre esa ilusión.

Respuesta. Lo que no quería era tirarme el folio sabiendo que eso es muy complicado. Pero el ejemplo de los Juegos Olímpicos es bueno para ver la diferencia entre Madrid y Barcelona. Barcelona consigue a empujones muy importantes hacer ciudad: primero, el Ensanche; después, la Exposición Universal de 1929, y ahora, los Juegos. Y los Juegos no fueron un acontecimiento que se consumió en el mes que duraron, sino que sirven para adecuar la ciudad y hacer una serie de operaciones simplemente magníficas. Aquí esto no se hace. Madrid surge de una forma horrible, de la no dinámica de la propia ciudad. Barcelona, con su dinámica propia, consigue avanzar; y Madrid avanza a golpes de especulación, con todos los problemas que eso sigue generando. Ahora, por ejemplo, los PAU [los Planes de Actuación Urbanística, que consisten en crear seis barrios con tantas viviendas como Alicante] no son sino otra operación especulativa, eso sí: con más decencia intelectual. ¿Y de ese debate entre el Ayuntamiento y la Comunidad qué ha quedado en la gente?: yo creo que nada. Como mucho, que ha habido un conflicto. Y es un asunto mucho más importante que eso.

P. Entonces, ¿por qué su reticencia ante unos Juegos, que abrirían un buen debate urbanístico?

R. Es obvio que celebrar dos Juegos Olímpicos en el mismo país con poco espacio de tiempo entre ellos es muy dificil. Pero por supuesto que resultaría bueno para Madrid.

P. Puede ser un proyecto no del 2008, sino para dentro de 22 años, ¿no?

R. Pues entonces me sumo. Siempre que el debate sobre la ciudad sea como se planteó en Barcelona.

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P. Es que incluso le quitaron ustedes el nombre de "Olímpico" al estadio, que es como se llamó hasta la inauguración.

R. Unos Juegos Olímpicos son mucho más que un estadio, por muy bien que haya quedado.

P. ¿No son muy caros 7.000 millones para una sola tribuna?

R. Lo que se ve desde lejos es sólo una pequeña parte de lo que hay allí.

P. ¿Pasará como con Montjuïc, que apenas se utiliza?

P. No es por nada, pero está mejor concebido que el de Montjuïc, en lo que se refiere a su uso. Y el uso está asegurado porque allí ya a haber sedes deportivas, entrenamientos... El estadio de fútbol yo creo que se irá utilizando, irán entrando equipos... y se va a hacer allí una ciudad deportiva. La inauguración va a animar a los operadores públicos y privados, y va a ser una muy buena pieza urbana.

P. Su última entrevista en El País Madrid se publicó hace exactamente dos años. En ella hablaba de los ancianos, de que había contactos con "empresas serias" que iban a montar residencias...

R. Ya están montadas. Y hay un programa de construir con este esquema mixto (publico-privado) tres residencias todos los años.

P. También hablaba del plan de 50.000 millones para el sur, y se quejaba de la poca colaboración de otras Administraciones.

R. Si repasamos las inversiones de esta legislatura, seguro que hay ese dinero o más. La crisis económica ha perjudicado a proyectos nuevos, como el del Arroyo Culebro. Ahí hemos conseguido una cosa que ya está hecha, la inversión que ha hecho el BBV; otra que está en trámite, la Papelera... como buques insignia. La Comunidad ha gastado mucho dinero allí en infraestructura, en la M-50; habrá una depuradora que pagará el Estado con los fondos de cohesión... Ésa es la gran operación del Sur, que afecta a casi todos los ayuntamientos.

P. En estos dos años no parece haber mejorado el funcionamiento de los consorcios con el Ayuntamiento y el Estado. El mas eficaz a su juicio era el de Transportes, y ahora el ministro de Hacienda parece apretar las tuercas, ¿no? De las 25 pesetas por viajero que corresponderían se pasa a 18.

R. Hacienda quiere homologar Barcelona y Madrid. Nuestro acuerdo con Hacienda, que hemos cumplido, ha funcionado. En Barcelona, no. Allí tienen un muy serio problema de transporte, porque la Generalitat no entra en el acuerdo. Y a nosotros, si nos dan dinero por viajero como antes, muy bien; y si nos lo dan por un lado por viajero y por otro para inversiones, también muy bien. Y eso es lo que parece que va a pasar.

P. ¿El Consorcio de Realojamientos está muerto?

R. No. Lo que pasa es que el que quiera acabar con el chabolismo creando guetos, que era el modelo, lo que hace es acabar con un problema creando otro. Lo que pretendemos, y ahí sí que hemos cambiado de estrategia, es resolver el problema sin crear guetos: buscando alquileres, construcciones para varias familias, integración social... Ahora bien, la entidad que diga en cualquier gran ciudad "voy a resolver el problema del chabolismo" está condenada a tener chabolismo para siempre. Porque seguirán viniendo.

P. ¿No hay solución?

R. La gran solución ya se dio hace unos años con los barrios en remodelación: ¡40.000 viviendas! Debe haber soluciones, pero a un ritmo razonable.

P. Con la ampliación de Barajas tampoco se ha avanzado.

R. Es verdad. El Ayuntamiento le dio largas al acuerdo de plenario, luego no quiso concretar... Viendo los hechos, parece que una parte del Ayuntamiento de Madrid piensa que todo lo resolverá cuando ganen todas las elecciones del mundo mundial. Eso es ingenuo y negativo. Es verdad que hemos perdido dos años, pero, dada la evolución económica en es e tiempo, es ahora cuando hay que empezar, cuando las cosas se alegran un poco.

P. El conflicto parece permanente. Ahora lo de la línea 10 del metro...

R. Si la noticia es el conflicto, podemos aprovecharlo para que sea algo más que una bronca: para debatir. Pero esto de la línea 10 tiene poco que debatir. A ver si lo arreglamos el alcalde y yo... La situación es clara: todo el mundo está de acuerdo con que hay que hacer el intercambiador [multiestación] de Príncipe Pío. Y para eso hace falta que el metro llegue hasta allí. Pero cuando nos ponemos a hacer el trazado aparecen los ecologistas de. nuevo cuño; es decir, la señora Aguirre [Esperanza Aguirre, concejal de Medio Ambiente], diciendo que había un jardín imperial... Muy bien, cambiamos la traza. Pero hay que salir a la superficie, como, por otro lado, hacen los metros más bonitos, como el de París o el de Viena. Y empezó con que eso estropeaba la vista de la sierra... Es absurdo. Eso hay que hacerlo y tiene que ir por ahí, no hay otra traza para llegar al andén a la misma altura que el andén del tren. Hemos superestudiado los problemas que tienen las líneas hundidas, las escaleras mecánicas, los pasillos rodantes... La gente que usa el metro sabemos [enfatiza el "sabemos"] que los pasillos repugnan. Se trata de llegar a la misma altura del andén, que una persona cambie de transporte con comodidad y que gane tiempo. Así que, aplicando la Ley del Suelo, nos autoconcedemos la licencia. Pero es chusco que yo tenga que pedir permiso al dueño del metro [propiedad mayoritaria del Ayuntamiento y minoritaria de la Comunidad] para aumentarle su capital social. En fin, ya ha conseguido Esperanza Aguirre su objetivo de que no se inaugure antes de las elecciones de 1995. Los de Aluche quedan castigados así, por su mal comportamiento, a estar un año más sin usar la línea ni el intercambiador.

P. ¿Y los nuevos barrios?

R. Sí, los PAU. Eso sí tiene un debate de fondo. Hay dos concepciones: una de derechas y una de izquierdas. Es el problema de la ciudad. Lo que Ildefonso Cerdá escribía en 1860: "Los intereses privados son inmisericordes". La externalización permanente de costes por parte de promotores y constructores; el agua es libre, el suelo vale lo de la renta ricardiana: lo que valga para plantar patatas o trigo; yo lo compro, lo edifico y las plusvalías para mi. El transporte es libre, las depuradoras son libres, y en tiempos de Franco era libre hasta la urbanización: ellos plantificaban las casas y la urbanización la tenía que hacer el que viniera detrás. Esta batalla es permanente, y el que no la vea es que no quiere entender la dialéctica urbana. Y lo que hacen los intereses privados es externalizar sus costes. Y si hacen 10.000 viviendas, eso produce un coste para toda la ciudad: en forma de tráfico, de depuradoras, de traída de agua... Y no se quiere entrar en esa contabilidad. La visión de la derecha es muy optimista, y algunos de mis compañeros caen en eso con frecuencia. Parece que la oferta y la demanda lo arreglan todo. Una teoría económica que yo estudié decía que hay bienes que no tienen precio, son libres. ¡Y ponían como ejemplo el agua! Hombre, no sea usted así, hay que hacer pantanos, traer el agua, depurarla. ¡Y dicen que eso no tiene precio! Bueno, pues éste es el debate de verdad. A ver: 75.000 viviendas; ellos ponen suelo para que alguien las haga cuando le venga bien. Eso no resuelve el problema urgente de la vivienda. Nosotros ofrecemos: hagamos menos viviendas, porque así externalizo menor coste, y además hagámoslas de protección oficial. Hay una ofensiva ideológica, muy ideológica, que viene muy tarada por el asunto de los bienes libres y que es una cuestión intelectual de gran relevancia. Con esta oleada que viene de la derecha, el que no tenga bien la cartera que se prepare.

P. La plaza de Oriente.

R. Hay que agradecer lo que ha hecho Oriol. Que un arquitecto inteligente como él, y prestigioso, haga una propuesta, la que sea, hemos de agradecerlo los ciudadanos. Pero le navajearon. Yo le llamé y hablé con él para darle las gracias, y para decirle que debía haber más gente como él. Ahora bien, la solución que se proponía al principio era otra vez la de las externalidades: me pongo un centro comercial y me pago la plaza. Bueno, pues el coste añadido que se mete sobre una zona de la ciudad no se paga con eso. Incluso con nada, si es un espacio especialmente hermoso. Después se ha suavizado el proyecto, hay cosas que no me gustan, como el paso subterráneo bajo Bailén -¿por qué no ver el palacio Real desde el coche?-, pero al Ayuntamiento cuando alguien le propone un túnel entran a él como los topos. Pero, en fin, si no hay restos arqueológicos notables bajo la plaza, harán su obra sin problemas. No vamos a hacer cuestión de pijoteria.

P. Todos estos conflictos tal vez hacen pensar que el alcalde y el presidente regional deben ser del mismo partido.

R. El debate que hay ahora no le llega con nitidez al ciudadano, llega sólo el conflicto. Pero al menos hay debate. Si fueran del mismo partido, tal vez ni siquiera habría debate.

P. ¿No se han metido ustedes en un lío con los horarios comerciales?

R. Es una magnífica ley...

P. ... Que tiene enfadada a mucha gente.

R. Hay tanta gente enfadada, que a lo mejor no es mala una ley que hace que alguno esté contento. Detrás de esto hay un problema más real; los pequeños comerciantes, que en Madrid son más de 100.000, tal vez 150.000, tienen un problema de mucho calado: falta de nuevas inversiones, de modernización... Y ven con terror que las grandes superficies les coman el terreno. Un ataque del problema tiene que pasar por la modernización, y ése es el compromiso del ministro de Comercio: que durante la tramitación de la Ley de Comercio se haga un plan dirigido a los pequeños comerciantes, con ayudas económicas muy favorables. Y detrás de eso hay un problema de ciudad: yo no concibo una ciudad que no tenga tiendas. Es un bien paisajístico urbano.

P. La gente compra en los hipermercados porque están abiertos coincidiendo con su tiempo libre. Quizá los comerciantes no han hecho ese esfuerzo.

R. En esa modernización del pequeño comercio tiene que aparecer eso: la diversificación.

P. Pero, mientras, los consumidores no pueden comprar todos los domingos.

R. Los sábados se abre.

P. Pero los híper ahora están repletos de gente ese día.

P. El usuario tiene que entender que los tenderos también son de Dios.

P. ¿Habrá una sanción dura para quienes se saltaron la prohibición?

R. Será disuasoria. No puede serque las empresas la incluyan en los costes de abrir en domingo.

P. ¿Qué le parece el funcionamiento de la Asamblea?

R. Vemos que hay una corruptela, la de convocar cada dos por tres al consejero de turno para no dejarle trabajar, lo que parece que es un objetivo político: no dejarle trabajar y cobrar 20.000 pesetas por sesión sin hacer ningún trabajo. La Asamblea está incumpliendo el Estatuto de Autonomía, porque el artículo 13.4 dice que los periodos de sesiones ordinarias son sólo de cuatro meses al año. Es decir: durante otros ocho meses no debe haber sesiones ordinarias. Y si las hay, son ilegales.

P. El PP ya tiene perfilados sus candidatos para mayo de 1995. Ustedes, no. ¿No es eso darles mucha ventaja?

R. Depende. Si el PSOE quiere dar una agradable sorpresa a los electores de centro y de izquierda y una desagradable sorpresa al PP, lo mejor es que aguante para que resulte contundente y no pueda ser contrarrestada. Si el PP pierde la ciudad de Madrid no podrá decir que ha ganado las elecciones municipales. Visto así, este asunto es competencia de la comisión ejecutiva federal y del secretario general del partido, Felipe González. Si no, nos dejaremos llevar por la riada. Y para mostrarlo más claramente, digo que mi puesto está ahí, no tengo interés en ser candidato. No voy a favorecer el tran-tran. Estoy en contra del tran-tran y de la riada. Todos tenemos la obligación de ganar en Madrid, y creo que si el PP pierde el Ayuntamiento perderá también en la Comunidad. Y para derrotar al PP en Madrid no hace falta ningún milagro: simplemente, que aquellos que en el pasado nos votaron y ahora se abstienen tengan motivos, argumentos suficientes, para ir a las urnas. Y en la política municipal se juegan muchas cosas: el modelo de vivienda, la especulación, el urbanismo de la derecha. Y aquí no vale que si Felipe González, o que si Roldán, o que si tal o cual. No se puede hacer Como aquel soldado que decía: "para que se joda el capitán, yo no como".

P. Habla de sorpresa, de ilusión... Está claro que usted quiere para el Ayuntamiento un candidato distinto del que hubo la última vez.

R. Muy bien, pues a ello.

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Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades

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