La UE fue incapaz de impedir la ejecución de un holandés en Singapur
La ejecución en Singapur del empresario holandés Johannes van Damme ha puesto en entredicho la eficacia de la diplomacia occidental. En su comparecencia ante la prensa para anunciar de forma oficial la muerte de Van Damme, el ministro de Asuntos Exteriores holandés, Hans van Mierlo, hizo una increíble enumeración de las fallidas gestiones para evitar el desenlace final. Hasta el jefe de la diplomacia alemana, Klaus Kinkel, en calidad de presidente del Consejo de Ministros de la Unión Europea (UE), se movilizó en un último intento por salvar la vida del condenado.
Kinkel aprovechó ayer el acto de apertura de una conferencia de ministros de Asuntos Exteriores de UE y los seis representantes del ASEAN (Asociación de Países del Sureste Asiático) para manifestar su desagrado por la ejecución de Van Damme. El empresario holandés, de 59 años de edad, pagó con la pena capital la posesión de los más de cuatro kilos de heroína descubiertos en su maleta en 1991 cuando se encontraba en la sala de tránsito del aeropuerto.El viernes, a la salida del sol en Singapur (alrededor de las 23.30 hora peninsular española), Van Damme fue ahorcado en la prisión de Changi, con lo que se convirtió en el primer occidental ejecutado en el país asiático.
Desde que en 1992 fue juzgado, declarado culpable y condenado a pena de muerte, el Gobierno holandés hizo cuanto estuvo a su alcance para detener la ejecución. Sin embargo, Singapur se mantuvo firme con la sentencia. De nada sirvieron las conversaciones del entonces primer ministro Ruud Lubbers con su homólogo durante el juicio',ni1as mantenidas entre los ministros de Asuntos Exteriores, ni tan siquiera la petición de gracia que la reina Beatriz de Holanda dirigió al presidente de Singapur, Ong Teng Cheong. La propia UE se estrelló contra la firmeza de Singapur.
Apenas una hora después de la muerte de Van Damme, el ministro de Exteriores holandés manifestó su profunda consternación por todo lo ocurrido, pero no se mostró a favor de dictar sanciones económicas o diplomáticas contra el país asiático. "El Gobierno de Holanda reconoce el derecho soberano de Singapur para aplicar sus leyes", declaró. El Congreso holandés se pronunciará al respecto la próxima semana.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores y de Justicia singapureño, Shanmugam Jayakumar, defendió ayer en Alemania la decisión de su gobierno de llevar a cabo la condena y afirmó que la credibilidad del sistema judicial dependía de la ejecución de la sentencia. "Pido comprensión, pero las leyes deben ser respetadas", dijo Jayakumar.
Tanto el Consejo Mundial de las Iglesias como Amnistía Internacional habían hecho diversas apelaciones de clemencia al Gobierno de Singapur.
La familia del condenado criticó ayer la fría notificación por telegrama de la ejecución remitida por las autoridades singapureñas. Van Damme se mantuvo fuerte y sereno hasta el final, aseguró ayer el ministro de la iglesia reformista holandesa Joop Spoor, quien visitó al reo durante los días previos a la ejecución y se mantuvo en vigilia en el exterior de la prisión leyendo la Biblia. Sin embargo, las autoridades carcelarias no autorizaron a Spoor a ser testigo del acto.
Desde 1975, la pena de muerte es obligatoria en Singapur para cualquiera- que sea sorprendido con más de 15 gramos de heroína y, hasta el momento, 80 personas, incluido Van Damme, han sido ejecutadas en ese país por posesión de droga; más de la mitad son extranjeros.
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