La última aventura de Julio Verne

Una vez más la realidad, aunque haya tardado un poco, ha ido más lejos que la ficción, tal y como el propio Julio Veme (1828-1905) se temía. No es sólo que en su novela París en el siglo XX (1862) -inédita hasta que el pasado miércoles fuera presentada en París por su bisnieto Jean- el gran visionario francés imaginara el fax o la silla eléctrica, sino que la propia historia del manuscrito es digna de la inventiva de su autor.En 1863, el editor Pierre-Jules Hetzel se lo devolvió a Veme con multitud de anotaciones hechas con lápiz rojo: "Palabra equivocada, sobre todo para un arranque" o "os habéis embarcado en una tarea imposible". Y el escritor, que estaba más que satisfecho de su colaboración con Hetzel, comenzada con Cinco semanas en globo, enterró su novela de anticipación. El editor era su consejero y amigo, y no cabe, pues, un problema de vanidad ofendida., En 1905, cuando Veme muere, su hijo Michel se topa con el inédito. La opinión de Hetzel sigue siendo válida y Michel Veme lo guarda en un cofre de 900 kilos de peso, en acero, bronce y cemento armado. No será hasta 1979 cuando el bisnieto, obligado por otra sucesión hereditaria, se decida a abrir el cofre. La llave hace tiempo que se ha perdido y tiene que ser un especialista en desvalijar cajas fuertes el que logre perforarla.

De ahí surge la novela dormida, en la que Vernebautiza al fax como pantélégraphe, y predice la silla eléctrica, ya que "se acabó el cortar cabezas. Ahora te fulminan con una descarga . La acción transcurre en 1963 y el protagonista es un joven poeta, alucinado ante una sociedad en la que la literatura carece de importancia, en la que "el latín y el. griego no sólo son lenguas muertas, sino que además se las ha enterrado; para guardar las apariencias existen aún algunas clases de letras".

En ese París moderno el metro es aéreo, la luz eléctrica alumbra todas las casas, las calles están repletas de coches, el francés es un idioma en retroceso porque "ha adoptado del inglés las palabras más - desagradables", el teatro y los espectáculos carecen de calidad por que son "conformistas" y las re laciones humanas están dominadas por los intereses eco nómicos y la democracia se cuestrada por el dinero y la tecnología.

Puede que el estilo del joven Veme no sea convincente, que su dominio de la intriga deje que desear, pero sus premoniciones son fantásticas: "La tele graria eléctrica ha hecho disminuir de manera considerable el número de cartas, ya que los nuevos perfeccionamientos per miten al expedidor entrar en contacto directo con el destina tario. El secreto de la corres pondencia queda a salvo y los asuntos de la mayor importan cia se tratan a distancia". Es así como se sigue al instante la cotización de las bolsas de "París, Londres, Francfort, Amsterdam o Turín", al tiempo que "se envían facsímiles de cualquier escritura autógrafa o dibujo, le tra de cambio o contrato, a 5.000 leguas de distancia".

Más de 130 años después Julio Veme no tendrá problemas para encontrar editor: todo el mundo quiere publicar un texto del autor francés más traducido en el mundo. Al rinal será Ha chette la editorial que se lleve el Verne al agua.