"Pedimos un pacto de lealtad constitucional"
Pregunta. El PP había solicitado un debate anual sobre la situación autonómica ¿Qué espera del que se inicia el lunes?Respuesta. Una reflexión acerca del grado de satisfacción sobre el Estado de las autonomías, la innovación más importante de la Constitución de 1978. Tras 16 años de vigencia y en un momento de tensión autonómica, es obligada una reflexión compartida entre comunidades autónomas y Administración del Estado.
P. El lehendakari Ardanza no acude y el presidente Pujol lo hace después de vacilaciones. ¿No se frustran en parte los objetivos?
R. Ardanza ha adoptado una postura de insolidaridad con el restó de las comunidades autónomas, pero sobre todo con los ciudadanos vascos, que van a perder la ocasión de tener una representación institucional en defensa de sus intereses. Quiere marcar un hecho diferencial puramente político, en perjuicio de su comunidad autónoma. Las dudas de Pujol han hecho mucho daño al debate, han devaluado su importancia. Creo que su presencia obedece a una petición de los socialistas. Hubiera dejado, en muy difícil lugar a un Gobierno incapaz de suscitar en sus dos coligados no ya adhesión,sino interés, hacia un proyecto conjunto de construcción del Estado de las autonomías.
P. ¿No es reflejo, quizá,de que sigue siendo problemático el encaje de los nacionalismos de fuerte arraigo histórico?
R. En la sociedad catalana o vasca el problema no existe. Puede estar en el discurso político de los partidos nacionalistas. Su razón de ser es la permanente lucha por conseguir objetivos, pero una vez alcanzados se cuestionaría la existencia de esos mismos partidos. Por razones estrictamente electorales, necesitan mantener el discurso de la insatisfacción, pero si atendemos a los intereses de los ciudadanos de Cataluña y del País Vasco, estoy convencido de que el marco de la Constitución y los estatutos da plena satisfacción a las aspiraciones legítimas de autogobierno.
P. ¿No puede convertirse el debate en una confrontación entre dos nacionalismos, los periféricos y el nacionalismo español del PP que...
R. Rechazo esa calificación.
P. Decía, el nacionalismo español que los socialistas creen ver cada vez más en el PP.
R. Rechazo absolutamente la identificación. No somos nacionalistas. El Senado debe ser, a mi juicio, la sede institucional del principio de lealtad nacional, o si se quiere de lealtad constitucional, que exige de todas las comunidades autónomas participación directa en la solución de los problemas del Estado. Eso no es enfrentar ningún tipo de nacionalismo catalán al nacionalismo catalán o vasco, sino hacer un reconocimiento de nuestra Historia y del marco jurídico.
P. El PP va a pedir en el debate un pacto para cerrar el proceso autonómico, que el Gobierno desarta.
R. Es un error. Mantener permanentemente abierto el proceso autonómico perjudica la estabilidad de la nación española y también de las comunidades autónomas. Sólo puede traer beneficios electorales a los partidos nacionalistas. Las tensiones permanentes son negativas y tienen consecuencias perversas no sólo en el plano político, también en el económico. Tenemos la obligación de trasladar a la próxima generación española un marco de convivencia no digamos definitivo -puede parecer demasiado rígido-, pero sí estable. Lo que pedimos es un gran pacto de lealtad constitucional. Si se consigue, legaremos a la próxima generación un periodo de prosperidad.
P. Quizá lo que los nacionalistas temen es un gran pacto PP-PSOE para interpretar el proceso autonómico y dejarles ellos al margen.
R. Temor sólo posible desde el desconocimiento. El pacto que ofrece José aría Aznar deja en claro que el cuerdo debería integrar al Gobierno de la nación, los de las comunidades autólornas respectivas y los grupos con representación parlamenaria.
P. Tras el debate autonómico, ¿cómo debe cambiar el senado?
R. El bicameralismo está en crisis. Si el Senado se limita a ser una Cámara de segunda lectura se queda en un eco del Congreso de los Diputados. La Constitución le atribuye un papel de Cámara de representación territorial, pero luego se contradice y no le dota de los instrumentos necesarios para serlo. El Senado tiene que avanzar mirando hacia las comunidades autónomas; aquí debe producirse el diálogo de as comunidades autónomas entre sí y con el Gobierno de la nación, y además la conformación de la voluntad del Estado en determinadas relaciones supranacionales, con participación de las propias comunidades. Creo que de este debate debe salir una ponencia que estudie la reforma del título III de la Constitución para hacer del Senado la verdadera Cámara de representación territorial.
P. El inminente pacto presupuestario entre el el PSOE y CiU ¿no disuelve en la normalidad institucional la derrota socialista en las europeas?
R. Eso es lo que les gustaría al PSOE y al Gobierno, que los ciudadanos olviden el significa do de aquellas elecciones, pero no es así. El pacto presupuesta rio estaba en las previsiones desde que el año pasado CiU se hizo responsable de la elección de Felipe González como presidente del Gobierno. La duda para muchos ciudadanos es si el objetivo que alega CiU, correguir los defectos de la política económica socialista, se cumple o no. ¿Va a haber en es tos Presupuestos una reducción sustancial del gasto publico un aumento de la inversión, una disminución de la presión fiscal sobre los ciudadanos?
P. Van a disminuir las cuotas empresariales de la Seguridad Social, una vieja reclamación del PP.
R. Pero nunca dijo el PP que se hiciera a cambio de subir los impuestos indirectos, el IVA o cualquier otro elemento de la presión fiscal.
P. ¿Cómo lo financiaría?
R. Reduciendo el gasto público. Ese es el gran problema socialista. Ha creado un aparato burocrático de tal peso y coste que no se atreve a a abordar su reducción.
P. Lo cierto es que ha pasado el verano, la selección española no lo hizo del todo mal en el Mundial de Fútbol e Induráin tiene un Tour más en la vitrina. Nadie habla ya de disolución de las Cortes y elecciones anticipadas.
R. O sea, que el partido socialista cifra su recuperación electoral en los éxitos de la sociedad española.
P. Ha pasado el tiempo y la gente ya no está en lo mismo que en julio.
R. Me parecería morboso que el discurso político fuera el preferente en una sociedad viva que, naturalmente, tiene otros elementos de preocupación, interés o distracción. Pero cuando se suscita la opinión de los ciudadanos sobre la gestión del Gobierno, es negativa, incluso más que el día de las elecciones europeas. Por eso creo que las elecciones de mayo van a ser determinantes, van a significar un cambio en muchos ayuntamientos y comunidades autónomas y van a ratificar la constatación de un, fin de ciclo, la constatación del agotamiento socialista.
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