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El Gobierno francés aprueba un presupuesto austero con subida de impuestos

Enric González

El gobierno francés aprobó ayer un presupuesto riguroso para 1995. Gastar menos e ingresar más serán los instrumentos obvios para reducir el déficit, que ha alcanzado este año los 274.000 -millones de francos (7,3 billones de pesetas) y que deberá ser el año próximo, si se cumplen las previsiones, de 274.600 millones de francos, suma equivalente al 3,5% del Producto Interior Bruto. El proyecto de ley de presupuestos estima el crecimiento de la economía en un 3,1% durante 1995.El ministro del Presupuesto, el influyente Nicolas Sarkozy, que acumula a su cargo el de mano derecha del primer ministro Edouard Balladur, el de ministro de Comunicación en funciones y el de portavoz del gobierno, afirmó tras la reunión del gabinete que su presupuesto tenía como objetivos principales

el control y reducción del déficit, la creación de empleo, la lucha contra la marginación social y el mantenimiento de los recursos del Estado para hacer frente a sus funciones".

Según Sarkozy, la reducción del déficit se logrará gracias al control del gasto, que crecerá sólo un 1,9%, incluyendo el servicio de la deuda pública, y a un aumento del 4,7% en los ingresos. Esos ingresos adicionales procederán principalmente de un aumento del recargo en los precios de la gasolina y el tabaco y de un mayor IVA sobre el gas y la electricidad, que pasará del 5,5% al 18,6%. Las compañías monopolísticas de gas y electricidad no deberían repercutir ese incremento, en principio, sobre los consumidores, sino sobre sus propios beneficios.

Para contribuir a la creación de puestos de trabajo se incrementará en un 11 % el volumen de los créditos al empleo, que alcanzarán los 115.000 millones de francos. También se suprimirán las cotizaciones sociales sobre los salarios inferiores al -120% del salario mínimo, y se reducirán a la mitad en los salarios comprendidos entre el 120% y el 130% del salario mínimo.

El presupuesto de Sarkozy se apoya en la incipiente recuperación de la economía francesa y en la estabilidad de los precios, que llevan tres meses consecutivos sin subir una décima y cuyo aumento anual es de sólo 1,7%. Las buenas intenciones de rigor y control del gasto serán, sin embargo, difíciles de llevar a término en un año de elecciones presidenciales. El jefe del gobierno, Edouard Balladur, es el favorito para suceder a Fránçois Mitterrand, y sentirá la tentación de gastar con un poco de alegría para reforzar sus aspiraciones.

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