LA UE admite el fracaso de su mediación en el conflicto greco-albanés
La inestabilidad de los Balcanes comienza a abandonar las fronteras de la ex Yugoslavia. Las relaciones entre Grecia y Albania, enfrentados por reclamaciones territoriales históricas y un creciente número de incidentes fronterizos, atraviesan por su peor momento. La Unión Europea (UE), de la que Grecia es miembro, y el secretario general de la ONU, Butros Butros-Gali, se han ofrecido como mediadores. Atenas ha rechazado ambas ofertas y la UE reconoce que sus esfuerzos no dan fruto.
La situación preocupa cada vez más dentro y fuera de la UE. El ministro alemán de Exteriores, Klaus Kinkel, cuyo país preside este semestre a los Doce, y su homólogo francés, Alain Juppé, advirtieron ayer desde París, donde mantuvieron una reunión de trabajo, sobre una ampliación del conflicto balcánico. "Todos nosotros estamos preocupados... con la propagación de la tensión hacia Macedonia y Albania; todos tenemos el interés de poner límites a esta situación", dijo Kinkel. El ministro alemán reconoció que los esfuerzos mediadores de la UE no habían tenido, hasta el momento, excesivo éxito.Las relaciones entre Grecia y Albania tocaron fondo con la reciente condena a prisión dictada por un tribunal albanés contra seis miembros de la minoría griega en Albania, acusados de espionaje y posesión ilegal de armas. Poco antes, el Gobierno de Tirana había acusado sin florituras diplomáticas a Atenas de encubrir los elementos terroristas que presumiblemente participaron en el asalto armado contra un cuartel fronterizo albanés en Episcopis, donde perecieron dos soldados.
Grecia tildó de político el juicio contra los presuntos espías. El primer ministro griego, Andreas Papandreu, denunció la pretensión de Albania de "eliminar a la minoría griega y poner fin a la identificación de dicha etnia con la región geográfica de Epirus del Norte".
Bloqueo de las ayudas
La apertura de la frontera con Albania, al final de los años ochenta, ofreció algunas libertades religiosas para los 300.000 integrantes de la minoría griega, en su mayoría de dogma ortodoxo, abriendo un puente de comunicación tras 45 años, de régimen totalitario de Enver Hoxah. Grecia, que no se siente satisfecha con los cambios, ha vetado la ayuda comunitaria prevista a Albania (30 millones de ecus, casi 5.000 millones de pesetas) hasta la me ora de los derechos de sua minoría.
Tras los últimos incidentes, el Gobierno de Atenas ha pasado a la ofensiva, aprovechándose de la dependencia económica de Albania. Primero, cerró por completo la frontera al casi medio millón de inmigrantes albaneses ilegales que trabajan en Grecia y cuyos ingresos aportan 1.300 millones de dólares al año a la economía albanesa. Después, deportó a 60.000 albaneses que se encontraban sin documentación.
El Gobierno griego ha reiterado que no guarda ambiciones expansionistas sobre el territorio de Épiro del Norte, pero al mismo tiempo, en nombre de la libertad de expresión no interviene para suspender la propaganda nacionalista de parte de la iglesia ortodoxa en el norte de Grecia, ni de las organizaciones nacionalistas, que exigen la anexión de dicha región.
El presidente del Partido Nueva Democracia, oposición mayoritaria conservadora griega, Miltiades Evet, declaró que el Gobierno debe dejar claro que un ataque a la minoría griega en Albania sería causa de guerra, mientras que la tercera fuerza parlamentaria, Primavera Política, pide que "se le muestren los dientes a Berisha" [presidente albanés].
Grecia mantiene focos de tensión abiertos con Albania, la antigua Macedonia y, especialmente, con Turquía, mientras que Tirana tiene graves problemas económicos y una minoría altamente nacionalista en Kosovo, dentro de Serbia.
El conflicto de las minorías en los Balcanes constituye una fuente común de problemas que es manipulada por los intereses que reinan en la región y ponen en peligro la estabilidad y la paz, amenazada también por la proximidad del conflicto bélico en la ex Yugoslavia.
El ministro de Exteriores griego, Carolos Papulias, criticó una petición de ayuda de Al bania a Turquía y declaró que los albaneses "se vuelven hacia aquellos que incitan la tensión en las relaciones bilaterales".
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