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INTERVENCIÓN EN EL CARIBE

El 'presidente' de Haití lanza una patética llamada a una defensa numantina

No tiene aviones ni helicópteros. Se duda que sus viejos navíos de guerra estén en condiciones de navegar. Y casi todo el escaso equipo antiaéreo, del Ejército está instalado sobre el tejado de su palacio. Respaldado por este arsenal, el ex magistrado Emile Jonassaint, impuesto como presidente de Haití por los generales que realmente detentan el poder, lanzó el miércoles un patético llamamiento a su pueblo para que plante cara a los portaaviones estadounidenses y no retroceda cuando lleguen los 20.000 soldados invasores.

"En este momento excepcional de la existencia de nuestro pueblo, libre y soberano, y ya que la Nación está en peligro, por motivos básicamente electoralistas [de EE UU] y por los deliberados errores de la mayor potencia mundial, la historia nos obliga a reforzar nuestra unidad y nuestra tranquila determinación". Con un grandilocuente discurso de cinco minutos de duración, Jonnassaint, de 81 años, quiso enardecer a sus conciudadanos, a quienes intentó confortar también con un desafiante llamamiento a la comunidad internacional para que "los haitianos puedan proseguir su destino como pueblo" y detenga la invasión estadounidense.Pero los haitianos viven ya bajo la psicosis de la guerra. A las tres de la madrugada, hora local, varios reactores norteamericanos sobrevolaron a baja altura Puerto Príncipe y otras ciudades lanzando dos millones de octavillas. Anuncian el regreso de la democracia y muestran por una cara la fotografía del destituido presidente Jean-Bertrand Aristide. En el reverso se lee en letras azules: "Sol de la democracia. Luz de de la Justicia. Calor de la reconciliación y del regreso del presidente Aristide".

Lluvia de octavillas

Muchos haitianos prefirieron no recoger las octavillas. "Ya se sabe cómo funcionan aquí las cosas", explicaba el empleado de una gasolinera señalando las hojas. "Hay que ser prudente". Grupos de policías de paisano apalearon a quienes se agacharon a cogerlas.

Las calles de Puerto Príncipe se quedaron desiertas tras el toque de queda impuesto por el régimen militar la noche del miércoles. Desde las siete de la tarde hasta las siete de la mañana está prohibido transitar y se han suprimido todos los vuelos y las operaciones portuarias.

El general Raoul Cédras afirmó ayer en una entrevista concedida a la cadena de televisión CBS que ha sido autorizado por el presidente Jonassaint para defender el país. "Como todos sabemos en una guerra se pierden vidas en las dos partes", dijo en inglés a modo de advertencia. "Pero espero que podamos evitar un baño de sangre", añadió. Cédras aseguró estar dispuesto a "discutir sobre la democracia", pero que en ningún caso tiene "intención de ser comprado" para dejar el poder y llevar una confortable vida en el exilio".

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Otra cadena de televisión estadounidense, la NBC, informó anoche que Cédras se mostró dispuesto a negociar su salida del poder, para lo que utilizó como intermediario al primer ministro jamaicano, Edward Seaga, pero que las condiciones propuestas resultaron inaceptables para Washington. Entre ellas, destacaba una: celebrar elecciones generales inmediatas en Haití con la única condición de que el depuesto Jean-Bertrand Aristide no se presentara a ellas.

El desafío de Cedrás a Washington parece desproporcionado a sus fuerzas, según fuentes diplomáticas, que califican a Ejército haitiano "como una simple policía" que sólo podría oponer una resistencia simbólica a las tropas invasoras. Mientras, quince buques de la Armada estadounidense patrullan ya por las aguas territoriales haitianas, a la espera de la llegada de los portaaviones America y Eisenhower.

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