¿Operación sin retorno?
Ha concluido la llamada Operación Retorno. El paciente de la misma, que viene siendo sometido a operaciones periódicas hace tiempo, sigue en muy mal estado. Del quirófano salen doctores sonrientes con gráficos, cifras... sonrisas que ocultan su incapacidad de acabar con una enfermedad que han diagnosticado mal. Muchos son los culpables que se han buscado como causa de los accidentes de tráfico: las carreteras, los conductores o la tríada juventud-alcohol-nocturnidad (cualquier excusa parece buena para atacar esta combinación). El asunto llega a extremos insospechados al buscar los culpables de los atascos: obras, manifestantes (también cualquier excusa parece buena para atacar a éstos),. pasos a nivel e incluso cosechadoras (según carta enviada a EL PAÍS este verano).
Abramos de una vez los ojos y veamos la causa verdadera de este desastre (algunos no la deben ver porque casi siempre van envueltos en ella): el coche. Un medio tan útil en transportes urgentes (ambulancias) es inútil como transporte de masas. Vayamos a los datos reales: el coche es la segunda causa de muerte, y la primera causa artificial. Una máquina que permite tantos errores de quien la maneja (o de la vía construida para su uso) no debe de ser muy conveniente, ¿o no? Y ojo a las cifras de Tráfico: sólo reflejan los muertos en las primeras 24 horas tras el accidente, por no hablar de los atropellados (peatones, ciclistas, animales); claro que para el conductor, la culpa siempre es "de ellos".
Y que no nos vengan con lo de "la gente lo quiere así", "la demanda lo impone", etcétera. La demanda se puede dirigir y el Gobierno ya ha dejado claro en qué dirección: 100.000 pesetas por comprar coche nuevo, desmantelamiento de líneas y vías de tren, subvención y apoyo al medio de transporte más mortal con el hombre y su entorno (urbano y rural). Este es uno de los temas en que está más claro que nuestro Gobierno no está al servicio del común (bien común, sentido común), sino de los intereses particulares (empresas petrolíferas, automovilísticas, bancarias, etcétera). Apostemos. de una vez por los transportes inteligentes: tren, autobús, bicicleta...-
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