Un perturbado estrella una avioneta robada contra el jardín de la Casa Blanca
Frank Eugene Corder, de 39 años, un trabajador del aeropuerto de Baltimore, dejó ayer de madrugada en evidencia a los servicios de seguridad del hombre más poderoso del mundo cuando estrelló la avioneta monomotor robada que pilotaba contra el jardín posterior de la Casa Blanca, residencia del presidente estadounidense. Corder perdió la vida entre los restos de la Cessna, que quedaron a escasos metros de donde suelen dormir los Clinton, aunque en estos días la pareja presidencial pernocta en la vecina Blair House, debido a unas obras en su residencia. Corder había robado la Cessna en el Estado de Maryland, a escasos kilómetros de Washington, y con ella se dirigió hacia la capital. Tras sobrevolar el Mall, desconectó los motores y, planeando, enfiló la Casa Blanca. Un magnolio le impidió dar de lleno en el edificio. Los servicios de seguridad presidenciales alegan que la baja altura a que volaba Corder y el que hubiera apagado el motor impidió la detección de la avioneta hasta 14 segundos antes de hacer impacto.
El hecho de que Clinton estuviera fuera llevó a los responsables de seguridad a no disparar los misiles antiaéreos que protegen la Casa Blanca. Las primeras investigaciones dejaron claro que el avión no llevaba explosivos y que su piloto contaba con un historial de problemas mentales.
Tras el incidente, la ciudad de Washington fue puesta en estado de alerta y varias calles aledañas a la residencia presidencial quedaron cortadas. Clinton, que fue informado enseguida, visitó la zona siniestrada y se limitó a comentar que considera el incidente con la seriedad que merece, pero añadió que la Casa Blanca permanecerá "segura y abierta". Página 3
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.