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Razones de política interna impiden a Clinton ampliar el diálogo con Cuba

Antonio Caño

El acuerdo alcanzado el viernes en Nueva York por los gobiernos de Cuba y de Estados Unidos no parece más que una tregua en una crisis que puede ocupar buena parte de la agenda de política exterior del presidente Bill Clinton en el resto de su mandato. Una tregua provocada principalmente por dos razones: las elecciones legislativas parciales del próximo mes de noviembre en Estados Unidos y el interés de Fidel Castro de aprovechar el buen clima que se le está creando en Washington encontra del embargo.Con elecciones a la vuelta de la esquina y con índices de popularidad tan raquíticos como los actuales (menos del,40% de aprobación), Clinton no puede permitirse el lujo de profundizar en las negociaciones con Cuba. Cualquier pequeña concesión a Castro, que pudiera ser aprovechada por los republicanos para soliviantar el patio de Miami y acusar de debilidad al presidente, tendría efectos fatales para los demócratas en las urnas.

Fidel Castro debía ser consciente de esas circunstancias y de otras que le aconsejaban no tirar, más de la cuerda en las negociaciones de Nueva York. La, Administración norteamericana trata de presentar este, acuerdo como un gran triunfo de Clinton. Es cierto que, aparentemente, los que más han cedido han sido los cubanos, que insistieron, al comienzo, en que no habría compromiso sin resolver el problema del embargo y se conformaron, al final, con un simple aumento del número de visados concedidos a los que quieran emigrar legalmente de Cuba: un mínimo de 20.000 permisos al año.

Beneficios para Castro

Sin embargo, una mirada hacia el fondo de estas negociaciones hace pensar que Castro no ha sido tan perdedor como aparenta. Por un lado, al propio Castro no le beneficiaba mucho seguir cada día con las imágenes de sus ciudadanos huyendo masivamente de Cuba. Por otro lado, el líder cubano ha alcanzado algunos beneficios nada despreciables:Ha multiplícado por 10 el número de visados.

Ha puesto sobre la mesa el debate sobre el embargo.

Ha reabierto la negociación con Estados Unidos después de 10 años sin cruzarse palabra. Aunque no hay una convocatoria de nuevas reuniones, algunos observadores piensan que existe un compromiso no escrito por parte de Washington y La Habana para seguir hablando después de las elecciones de noviembre.

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- Ha provocado la división en la comunidad, cubana de Miami.

Lo peor de todo para Fidel Castro, es que, al volverse el foco de la actualidad del último mes hacia Cuba lo único que ilumina es una realidad que, pese a todas las maniobras diplomáticas imaginables, resulta cada día más insostenible para la población de la isla caribeña.

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