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Alerta sobre la aparición en el espacio español de las supertormentas de otoño

El intenso calor de este verano apenas ha sufrido roturas de aire fresco. Varios puntos de Andalucía han registrado temperaturas por encima de los valores históricos. Con estos antecedentes, las conjeturas sobre un otoño plagado de inundaciones o tormentas crecen. Según el Instituto Nacional de Meteorología no existe relación causa-efecto entre el calor y las supertormentas, pero su jefe de predicción alerta sobre las gotas frías, algunas de las cuales generan descargas de 400 litros de agua en seis horas sobre áreas de tan sólo 20 kilómetros.

Es cierto que las lluvias no han roto el largo ciclo de calor que ha padecido España en los últimos meses, pero no deja de ser una conjetura que la ausencia de tormentas sea el anticipo de un otoño cargado de gotas frías y graves inundaciones, como se está propagando entre algunos ambientes. No existe ninguna prueba de la relación causa-efecto entre los ciclos prolongados de calor veraniego y las tormentas de otoño, asegura Ángel Rivera, jefe de predicción del Instituto Nacional de Meteorología.En España todo lo que las estadísticas meteorológicas demuestran es que durante el mes de septiembre, las Baleares, Cataluña y el norte de Valencia son focos de tormentas muy localizadas; en octubre le toca el turno a Levante y Murcia y en noviembre, a Andalucía oriental.

La psicosis que han generado días atrás el tornado de Tarragona y la tromba de agua caída sobre aguas baleares, alimentada por los incendios y la elevación de temperatura del agua en algunas playas, no tiene ningún fundamento desde el punto de vista científico, según Rivera. No son ningún anticipo de un otoño plagado de inundaciones.

El meteorólogo desmitifica de paso la opinión extendida sobre las gotas frías y su efecto perverso en esta época: "A lo largo del año la meteorología detecta unas doscientas células de gotas frías, pero sólo dos o tres generan fuertes tormentas con descargas de precipitaciones intensas. Las gotas frías son borrascas situadas en alturas comprendidas entre los 3.000 y 12.000 metros que no se reflejan ni trascienden en la superficie".

Lo relevante, en su opinión, no son las gotas frías, sino otro fenómeno que los meteorólogos llaman sistemas convectivos, descubiertos por primera vez en España en 1983 con ocasión de las lluvias que originaron la rotura de la presa de Tous. Estos sistemas son grandes masas de nubes tormentosas de dimensiones enormes (hasta 300 por 100 kilómetros de extensión), producidas por la confluencia de corrientes subtropicales con flujos polares. Asociadas a otros fenómenos, producen en el Mediterráneo precipitaciones de hasta 400 litros en seis horas sobre una zona de tan sólo 20 kilómetros cuadrados de superficie.

Las gotas frías se detectan con dos o tres días de antelación, pero los sistemas convectivos escapan a las predicciones de los meteorólogos; se localizan con tan sólo dos o tres horas de anticipación. Sólo norteamericanos y franceses han estudiado en profundidad este fenómeno, que en Europa sólo se registra en territorio español y en el mar Mediterráneo.

La dotación de un superordenador Cray, el más rápido de España, permitirá este otoño aplicar los modelos de Francia y Estados Unidos a la meteorología española. Si estos modelos funcionan, el Instituto Nacional de Meteorología estará capacitado a partir del próximo año para predecir con más eficiencia y precisión la aparición de las supertormentas que originan las grandes inundaciones de la cuenca mediterránea.

Bombas atómicas

De momento la presencia de estas supertormentas es alertada por los radares detectores de rayos, capaces de localizar en tiempo real las 30.000 o 40.000 descargas eléctricas que se producen en un día tormentoso en España. Según sea la proporción de descargas positivas y negativas de estos rayos, los meteorólogos calculan el tiempo de vida de estas supertormentas, pero no su desplazamiento. Una desviación de 100 kilómetros en su trayectora desemboca o no en una catástrofe. Rivera equipara estos fenómenos con las bombas atómica por la energía que liberan. La pasada semana se produjo uno de ellos sobre cielo francés, pero su incidencia no ha trascendido al no repercutir sobre áreas pobladas.

En paralelo a la entrada en acción del Cray, el Instituto de Meteorología y Protección Civil han puesto en marcha por octavo año el plan Previmet, que proporciona dos veces al día a instituciones locales y autonómicas avances meteorológicos sobre riesgos de tormentas en zonas sometidas a eventuales inundaciones en las costas mediterráneas. Rivera no descarta la creación en el futuro de una emisora meteorológica permanente que facilite información puntual y por zonas como ya existe en EE UU.

Tres meses en Vilo

Septiembre, octubre y noviembre son los tres meses de más riesgo para la aparición de fenómenos tormentosos sobre la cuenca mediterránea. En menos de una hora una tormenta es capaz de descargar tanta agua sobre una población como toda la acumulada a lo largo del año.Su localizacíón precisa escapa a los controles de predicción. En ocasiones aparecen sobre las desembocaduras de torrentes o ramblas y provocan la obstrucción de los cauces naturales; si se desplazan hacia el interior, las corrientes encuentran taponadas las desembocaduras, dando origen a las inundaciones.

En septiembre se pone en marcha el plan Previmet, que consiste en comunicar a Protección Civil de las zonas mediterráneas dos partes meteorológicos diarios sobre los riesgos de tormentas.

En este mes los mayores riesgos recaen sobre Cataluña, norte de la Comunidad Valenciana y Baleares; en octubre, Levante y Murcia, y en noviembre sobre Andalucía oriental.

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