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500 policías locales que debían patrullar por Madrid desde 1992 comenzaron ayer sus estudios

Libros nuevos, chándal de estreno, bullicio en los pasillos. Un típico primer día de colegio del mes de septiembre, si no fuera porque los alumnos de esta escuela, la Academia Regional de Estudios de Seguridad (ARES) están ya creciditos y guardan un silencio monacal cuando habla el profesor. Los 524 alumnos (unos 90 de ellos mujeres) que han superado la oposición para ser policías municipales de Madrid rellenaron un papel para examinarse en junio de 1991 y deberían dirigir el tráfico y correr tras los carteristas desde hace un año, pero hasta ayer no llegó su primer día de clase.

El Ayuntamiento de Madrid enviará a sus agentes en chándal a la academia porque aún no tiene preparados los uniformes reglamentarios. Esta es la primera promoción de policías locales que se forma íntegramente en el ARES (de forma, gratuita para el consistorio) tras la promulgación de la Ley Regional de Cuerpos de Seguridad, que le otorga esa competencia.De momento, el municipio les ha proporcionado dos camisas de invierno, otros dos de verano, un par de corbatas, los zapatos y zapatillas. Ya tienen también porra y esposas. Y libros. Un montón de apuntes de cada una de las 18 asignaturas que estudiarán durante los seis meses de clases en el ARES: el Estatuto de Autonomía, una recopilación de leyes relativas a los cuerpos de seguridad y una guía del alumno.

El estudiante modelo

En ésta se explican los deberes de los aprendices de municipal. "Y derechos, que también los hay", matiza María Dolores Lodero, una de las tutoras de los 19 grupos. Ella les explica cómo ha de comportarse el estudiante modelo: puntualidad estricta, uniformidad impecable, disciplina... "A los profesores hay que saludarles siempre y tratarles de usted", informa Lodero.

El trato entre los alumnos se deja a elección. Eso sí, hay un delegado y un subdelegado (de momento designados a dedo, el primero y el último de la lista de 31 por clase) que deben revisar el traje de los compañeros, avisar de la entrada del profesor para que los alumnos se levanten y canalizar las peticiones, faltas y retrasos con la oficina del alumno.

A Gilda, de 27 años y contable hasta que ganó la oposición, se le ha hecho infinita la espera. En junio de 1991 cubrió una instancia para presentarse a los exámenes y hasta hace unos meses hizo callo en los codos bajo un flexo. José, de 32 años, retomó los libros que abandonó a los 15 para trabajar como rectificador de maquinaria industrial. Le ha costado, pero ha sacado la oposición al primer intento. En cambio Blanca, de 28, tuvo que esperar una segunda oportunidad, pero tenía clara su vocación. "Mi madre siempre dice que de pequeña yo quería ser o enfermera o policía". Hasta ahora daba clases de confección a las presas.

Todos ellos cobrarán del Ayuntamiento unas 100.000 pesetas. Todavía no saben cuál será su sueldo exacto durante los nueve meses (de 8.30 a 14.30 horas) que dura la formación: seis en la academia y tres de prácticas en la calle, pero no tienen demasiada curiosidad. Por ahora sólo les preocupa la cantidad de cosas que van a tener que aprender, y aprobar inexcusablemente, si quieren ser policías.

Derecho constitucional, tiro, defensa personal, psicosociología policial: todavía les suena a japonés. El hecho de llevar pistola inquieta a algunos. "Me impone un poco", dice Gilda, "pero soy consciente de que ésta es una profesión arriesgada y hay que tener modo de defenderse". Ella no tenía vocación: se interesó por la policía a medida que iba preparando la oposición.

Cuidado con los suspensos

Ignacio Font, director del ARES (que dedica unos 300 millones anuales a la formación de los policías locales de todos los pueblos de la Comunidad de Madrid), explica que entre un 5% y un 7% de los estudiantes no superan el curso básico de formación o bien abandonan.

Todavía no sabe cuántos de los nuevos alumnos son universitarios y cuántos sólo poseen el graduado escolar, el título mínimo para acceder. Con este curso obtienen el 60% de la nota global con la que ingresarán en el cuerpo; lo que resta lo consiguen con las prácticas de la mano de sus superiores del cuerpo de Policía Municipal.

"Es importante sacar una buena nota para luego poder elegir destino u horario", advierte María Dolores a sus alumnos. "Pero de momento lo más importante es que aprendáis: cuando estéis en la calle os acordaréis de lo que digo".

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