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Carlos se niega a responder al juez por considerarse víctima de un secuestro

El juez antiterrorista Jean-Louis Bruguiére se encontró ayer, por segunda vez desde su captura, con Ilitch Ramírez Sánchez, alias Carlos. El terrorista, que llegó al Palacio de Justicia de París rodeado de espectaculares medidas de seguridad y acompañado de sus abogados, Jacques Vergés y Mourad Oussedik, le entregó una carta al juez instructor en la que explicaba que se niega a responder a pregunta alguna ya que considera que ha sido secuestrado y que su presencia en Francia se debe a una serie de ilegalidades cometidas por el Gobierno francés.La actitud de Carlos, que permaneció en el despacho de Bruguiére durante casi cuatro horas, era previsible una vez conocida la estrategia de la defensa, que pasa por denunciar "el secuestro" de su cliente y sembrar la duda a base de revelar pretendidas negociaciones, desarrolladas en 1982, entre el poder y Carlos para evitar nuevos atentados a cambio de la liberación de cómplices.

El juez Bruguiére quiere procesar a Carlos por el atentado del 22 de abril de 1982 en la calle de Marbeuf, en la que supuestamente utilizó un coche-bomba que causó un muerto y 63 heridos; él atentado contra, el tren París-Toulouse, el 29 de marzo de 1982, en el que una bomba provocó la muerte de cinco personas, y por el de la estación Saint Charles, en Marsella, el 31 de diciembre de 1983, en el que perdieron la vida dos personas y otras 37 resultaron heridas. Esos tres actos criminales se sumarían al asesinato de dos agentes del servicio secreto francés a los que Carlos descubrió y eliminó cuando estaban a punto de detenerle. Por esa acción, el famoso terrorista ya fue condenado, en rebeldía, a prisión a perpetuidad.

Carlos, nacido en Venezuela hace 44 años, alcanzó notoriedad por sus acciones terroristas en los años sesenta y setenta. "No responderé a ninguna pregunta porque fui secuestrado ilegalmente, por lo que exijo ser puesto en libertad", insistía en su escrito el hasta el pasado mes de agosto hombre más buscado del mundo. Carlos llegó al tribunal sonriente y con una revista de crucigramas en el bolsillo.

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