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ESPERANZA DE PAZ PARA EL ULSTER

Clinton promete respaldar el proceso de entendimiento en Irlanda del Norte

El presidente Bill Clinton aprovechó ayer su entrevista con Dick Spring, ministro irlandés de Exteriores, para reforzar su compromiso con el proceso de paz en Irlanda del Norte y prometer más ayuda económica de EE UU. "Querernos trabajar con todas las partes en Irlanda del Norte y queremos que todos se sientan parte del proceso de paz y aprovechen los frutos de ese proceso" señaló Clinton, que amplió su oferta de colaboración con Irlanda y el Reino Unido.

Dick Spring agradeció calurosamente en nombre del Gobierno irlandés el papel jugado por EE UU en el proceso de paz y su mediación con Londres. Spring tributó un homenaje especial a la embajadora de Washington en Dublín, Jean Kennedy Smith, pieza clave de la estrategia norteamericana en el conflicto.La portavoz de Clinton, Dee Dee Myers, señaló ayer que ya no se ve la necesidad de que haya un representante especial de EE UU en Irlanda del Norte, una promesa electoral de Clinton que enfureció al gobierno británico en 1992. Spring fue extremadamente discreto en su conversación con los periodistas y no quiso dar detalles de las gestiones del presidente Clinton en el conflicto.

En cuanto al aspecto económico, Spring reveló que Clinton que se ha comprometido a incrementar notablemente su ayuda a Irlanda del Norte a través del Fondo Internacional de Reconstrucción. No se concretaron cifras, entre otras cosas porque la ayuda no podrá ser aprobada, por el Congreso hasta el próximo año, pero diversas fuentes coincidieron en señalar que la aportación podría multiplicarse por 10 y pasar de los actuales 20 millones de dólares anuales a 200 millones (25.000 millones de pesetas). El Gobierno norteamericano estimulará también las inversiones internacionales en Irlanda del Norte.

Dick Spring añadió que Irlanda "confia en que el anuncio de tregua del IRA obtenga una respuesta recíproca por parte de los paramilitares Protestantes". Y agregó: "Se han expresado algunos temores en la comunidad Unionista, pero yo quiero contribuir a disiparlos porque no creo que nadie en Irlanda del Norte, ni en la comunidad unionista ni en la nacionalista, tenga nada que temer del final de la violencia". El presidente Clinton dijo sentirse "extremadamente satisfecho" por los acontecimientos de los últimos días e insistió en que EE UU seguirá contribuyendo a que se consolide "la paz en Irlanda".

Grupos de presión

Uno de los grupos de presión más potentes del mundo, el americano-irlandés, está dispuesto a jugar un importante papel en- el curso de los acontecimientos en Irlanda del Norte, informa Leonard Doyle, corresponsal de The Independent en Washington. Con 40 millones de simpatizantes y con el control de áreas clave en los sindicatos estadounidenses, en Wall, Street y en el Partido Demócrata, el lobby americano-irlandés ha tenido una destacada actuación en el objetivo de alejar al IRA de las armas y su influencia seguirá en aumento.

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Uno de los inmediatos efectos de un alto el fuego continuado será la desaparición del estigma de violencia en la causa nacionalista irlandesa en Estados Unidos, donde la comunidad americano-irlandesa ha estado amargamente dividida entre detractores y partidarios de la prolongación del conflicto del Ulster.

También se espera que la Administración Clinton garantice los visados, de entrada a Gerry Adams, a otros dirigentes del Sinn Fein y a antiguos mandos del IRA para que puedan explicar públicamente por qué han optado por la paz. Mientras, la temida reacción unionista pondría en marcha una implacable presión de Washington sobre Londres si prosiguen los crímenes sectarios. "Puede producirse una protesta internacional si los [grupos] paramilitares unionistas continúan matando", asegura un alto cargo estadounidense.

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