La ayuda a los países en vías de desarrollo: una tarea vital
Hoy sigue siendo tan necesario proporcionar ayuda a los países pobres como hace 50 años, cuando se fundó el Banco Mundial en Bretton Woods, un pueblecito del Estado norteamericano de New Hampshire.
En sus primeros años, el Banco Mundial contribuyó a la reconstrucción de Europa occidental y Japón. Después ayudó a fomentar el crecimiento y la reducción de la pobreza en el este de Asia, a aumentar la producción de alimentos en el sur de Asia, a luchar contra las enfermedades y mejorar la educación primaria en África, y a superar la crisis de endeudamiento de la década de los ochenta en Latinoamérica.Más recientemente, el Banco ha proporcionado ayuda para la transición económica que se está produciendo en la ex Unión Soviética y en Europa del Este. También ayuda a países y regiones que están saliendo de conflictos que han durado Suráfrica y Oriente Próximo. En sus 50 años de existencia, el Banco Mundial ha respaldado más de 5.000 proyectos de desarrollo con préstamos por valor de más de 300.000 millones de dólares.
Durante la última generación, se ha progresado más en la reducción de la pobreza y la mejora del nivel de vida que durante cualquier otro periodo comparable de la historia. Por ejemplo, en los países en vías de desarrollo, la esperanza de vida ha pasado de 40 años a 63, la mortalidad infantil se ha reducido en un 50%, y la renta per cápita se ha duplicado.
Pero a pesar estos éxitos, cuando nos acercamos al siglo XXI, sigue pendiente un gran reto en relación con el desarrollo. Uno de cada cinco habitantes del mundo no tiene acceso a agua potable, una necesidad vital. Cientos de millones de personas carecen de un nivel mínimamente aceptable de educación, salud, nutrición e higiene.
Colaboración con otras organizaciones.
El Banco Mundial proporciona préstamos, ayuda técnica y orientación sobre la política a seguir, con el fin de mejorar la vida de los habitantes de los países en vías de desarrollo. Pero el Banco no trabaja solo. Actúa en colaboración con los gobiernos de sus 117 miembros y con otras organizaciones internacionales y regionales, entre las que se cuentan los organismos de Naciones Unidas. También trabaja en estrecha colaboración con organizaciones no gubernamentales (ONG), que actualmente colaboran en más de un tercio de los proyectos respaldados por el Banco.
Uno de los principales socios del Banco es España. España y el Banco llevan muchos años trabajando juntos. Al principio, España recibía fondos del Banco. A lo largo de varios años, el Banco proporcionó a España 12 créditos por valor de 478,7 millones de dólares, que contribuyeron al desarrollo del turismo, la modernización de la agricultura y la financiación de mejoras en carreteras y ferrocarriles, así como en el sistema educativo. En 1977, España dejó de recibir dinero del Banco. Hoy, España está muy implicada en todos los aspectos del trabajo del Banco, y realiza una generosa aportación a la Asociación Internacional para el Desarrollo, filial del Banco creada en 1960 para proporcionar créditos sin interés a las naciones más pobres.
La misión del Banco
El objetivo del Banco es reducir la pobreza y mejorar el nivel de vida fomentando un desarrollo económico sostenible y la inversión. Para conseguir este objetivo, el Banco se centra en:
-Reducción de la pobreza.
El Banco Mundial intenta lograr esta reducción fomentando un crecimiento económico con una base sólida que aumente las posibilidades de empleo e ingresos de las personas. Al mismo tiempo, el Banco hace hincapié en la inversión en el desarrollo de recursos humanos: educación, salud y nutrición. Los préstamos para este tipo de desarrollo han aumentado enormemente durante los últimos años. Se ha pasado de alrededor del 5% del total de los présta mos a principios de los ochenta a más del 17% en 1994. El Banco también ayuda a los países prestatarios a elaborar programas dirigidos especialmente a grupos vulnerables, como mujeres pobres embarazadas, madres que están cuidando a sus hijos, niños pequeños, personas sin hogar, ancianos y desempleados.
-Desarrollo sostenible.
Para que la reducción de la pobreza sea duradera, el crecimiento debe ser soportable para el medio ambiente. Sin una protección adecuada del medio ambiente, el desarrollo a largo plazo se ve socavado. Además, los pueblos y países más pobres son muy frecuentemente los que se ven afectados de manera más grave por la degradación del medio ambiente. El Banco Mundial intenta que se establezca una relación positiva entre los conceptos de crecimiento económico, disminución de la pobreza y protección del medio ambiente. Por ejemplo, respalda proyectos de reforestación, control de la contaminación y gestión de la tierra, e invierte en la mejora del agua, la higiene y la agricultura. En total, el Banco Mundial, está financiando con 5.000 millones de dólares 100 proyectos relacionados con el medio ambiente en 50 países.
-El sector privado.
Las lecciones del desarrollo enseñan también que los sectores público y privado se complementan. El sector privado puede ayudar a dotar a la economía de la agilidad necesaria para competir en los mercados actuales, caracterizados por la rapidez de sus cambios. Además, al liberar al gobierno de responsabilidades excesivas y cargas financieras, el sector privado puede desempeñar también un importante papel a la hora de disminuir la pobreza y asegurar un crecimiento sostenible. El Banco Mundial ayuda a los países miembros a transformar su sector privado respaldando reformas económicas en más de 80 países, reformas cuyos objetivos son desarrollar el comercio, conseguir unos precios realistas y desmontar los monopolios estatales. El Banco también fomenta el desarrollo del sector privado invirtiendo en infraestructuras y prestando su colaboración y asesoramiento en más de 200 operaciones relacionadas con la privatización.
El enfoque del Banco Mundial para Latinoamérica
Para comprender la labor del Banco, puede ser útil echar un vistazo a sus programas para Latinoamérica. En los ochenta, el Banco desempeñó un importante papel ayudando a los países de esta región a hacer frente a su crisis de endeudamiento. Pero ahora que ha vuelto la inversión privada a Latinoamérica, no se hace tanto hincapié en la transferencia de recursos como en el desarrollo institucional y de recursos humanos, el medio ambiente y la gestión de los recursos naturales.
He aquí algunos ejemplos: el Gobierno boliviano puso en marcha en 1986 un programa de emergencia a corto plazo, después ampliado, del que se beneficiaron 1,6 millones de bolivianos, la cuarta parte de la población total. Este programa se lanzó con el fin de ayudar a las personas más pobres, a las que las medidas de estabilización económica estaban afectando muy duramente de manera temporal. Este programa se creó también para dar trabajo a los mineros del altiplano boliviano, miles de los cuales habían sido despedidos debido al hundimiento del precio del estaño en los mercados internacionales.
En Honduras, en 1990 y 1991, un total de 392.000 embarazadas, madres que estaban cuidando hijos, y niños, recibieron cupones que se podían cambiar por comida como parte de un programa -en cuya financiación colaboró el Banco- para prevenir la desnutrición y el hambre entre los pobres hondureños. Los cupones se le daban a embarazadas y madres que llevaban a sus hijos a los centros de salud para vacunarlos y someterlos a revisión médica. También se dio cupones a los padres de niños de enseñanza primaria que acudían a clase con regularidad.
En Ecuador y las Islas Galápagos, el Banco Mundial respalda un proyecto relacionado con el medio ambiente cuyo objetivo es proteger a especies raras de plantas y animales de 14 zonas de reserva. Entre las especies que se están salvando, se incluyen el cóndor, el oso de los Andes -también llamado oso de anteojos a causa de sus características manchas negras alrededor de los ojos- y el quino, a partir del cual se fabrican medicinas contra la malaria. Las 13 especies de pinzón que inspiraron la famosa investigación de Darwin en las Galápagos y la especie de pingüino más pequeña del mundo también son objeto de protección.
En Argentina, el Banco colaboró con el Gobierno en la puesta en práctica de la privatización de los tres mayores grupos de empresas estatales, que controlaban las telecomunicaciones, el ferrocarril, y el petróleo y el gas. Estos tres grupos fueron los primeros en venderse en pública subasta para que sirvieran de ejemplo. Cuando el Gobierno completó su programa de privatización en 1992, se habían transferido. al sector privado 51 empresas -muchas, ineficaces y con exceso de empleados-, y el Gobierno había reducido la deuda pública en 14.000 millones de dólares.
El reto del desarrollo
Hay mucho en juego para todas las naciones en el reto de disminuir la pobreza. Al elevar el nivel de vida y fomentar el desarrollo sostenible y el crecimiento de los países más pobres de la tierra, no sólo se les ayuda a ellos, sino que también se aumenta el comercio, el empleo y los ingresos de los países más ricos. Por eso mismo, si no se responde al desafío del desarrollo, las consecuencias sociales, industriales y medioambientales nos afectarán a todos.
El Banco Mundial y otras instituciones para el desarrollo han realizado una aportación de vital importancia al progreso económico y social durante la última generación. Ahora son necesarios para llevar el programa inacabado de desarrollo de los noventa al siglo XXI.
Una reunión memorable en Madrid
Con estos antecedentes, la reunión anual del Banco Mundial que tendrá lugar en Madrid en septiembre marcará un hito. Esta reunión no sólo coincide con el quincuagésimo aniversario del Banco Mundial como institución, sino que, lo que es más importante, constituye una oportunidad para lograr una colaboración aún más estrecha y fructífera entre España y el Banco Mundial en una labor que supone un desafío pero merece la pena, como es el ayudar a las naciones más pobres.
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