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"No quiero dar la más mínima oportunidad de que gane la derecha"

Ana María Moix (Barcelona, 1947) publicó su primera novela, Julia, en 1970. Ese mismo año, Josep Maria Castellet la incluyó en la polémica antología Nueve novísimos poetas españoles, junto a Pere Gimferrer, Félix de Azúa, Vázquez Montalbán, Molina Foix, Leopoldo María Panero... Fue una época espléndida. Ana María sigue escribiendo sin preocuparse apenas de cuándo publica. Su última novela, Vals negro, ha aparecido esta primavera. La anterior, Walter, ¿por qué te fuiste, 20 años antes. La escritora vive ahora en una España que no le gusta demasiado. No le gusta la vorágine económica, "que lo ha contaminado todo", ni las presentaciones de libros en hoteles de cinco estrellas... Próxima a ciertos planteamientos anarquistas, no votó en las primeras elecciones de la democracia, en cambio sí ha votado en las últimas. Ella lleva su propia lucha: "No quiero dar ni la más mínima oportunidad de que gane la derecha".Pregunta. Hace un año entrevistó a la ministra de Cultura para, este diario. Entonces empezaba a andar un nuevo Gobierno socialista. ¿Cómo ve la situación ahora?

Respuesta. Este Gobierno me gusta más que otros del PSOE. Quizá. están más asustados y por eso explican más las cosas, aunque en general, continúan cometiendo el mismo error: no explicar ni lo que hacen bien. Por ejemplo, la ministra de Sanidad está haciendo cosas que ningún otro ministro de Sanidad se había atrevido: se ha enfrentado a los farmacéuticos, a los laboratorios... Es un ahorro tremendo para la Seguridad Social. Cuándo hacen las cosas bien, como lo de las pensiones o el salario social, no lo saben explicar.

P. Hay una aceptación general de que el PP ganará las próximas elecciones.

R. Pues no tiene por qué ser así. Yo no estoy en ningún partido ni nunca he firmado nada. En las primeras elecciones no quise votar porque eso de la monarquía no lo veía claro, pero en las últimas he votado PSOE. No quiero dar ni la más mínima oportunidad de que gane la derecha. No tengo esa postura alarmista de ¡que viene la derecha, que viene la derecha!, y sé que si llega no va a haber grandes cambios en la política económica. Pero no tengo ganas de ver a Carmen Alvear al mediodía en televisión hablando contra el aborto. Sin ponernos trágicos, debemos pensar que. se podrán producir pequeños retrocesos en la vida cotidiana más que en la alta política.

Sería muy deprimente. No soporto que venga la gente joven y me diga que es lo mismo que gane el PSOE que el PP. No es lo mismo.

P. Los casos de corrupción han provocado un gran escepticismo.

R. Que Roldán robe... pues prefiero que robe uno de la Guardia Civil, porque contribuye a desmitificarla, a que robe un ministro de Cultura o Educación. Cuando oí por la radio que el ex jefe de la Benemérita había robado incluso a unos huérfanos pensé que estaba viendo una película de Buñuel. Lo grave es que sean los partidos los que roben y hagan corrupción. Esto es lo que desmoraliza.

P. Acaba de reeditarse, casi 25 años después, Infame turba, aquel libro de entrevistas a los novísimos, a escritores, a intelectuales.Usted decía entonces que no sabía por qué escribía. ¿Lo sabe ahora?

R. No, aún no lo sé. Siempre he vivido en la literatura, leyendo o escribiendo, tanto da. Hay una parte muy importante del escritor que es el lector. Sin escribir, no sé, pero sin leer no podría vivir.

P. También hablaba cada uno de su "generación". ¿En cuál se inscribía usted? ¿Con los novísimos?

R. Los novísimos fue un invento de Castellet que funcionó muy bien en aquel momento. Luego, cuando nos preguntaban por ellos nos daba mucha vergüenza. Pero visto lo que ha venido después... no estaba tan mal. Al menos había algunas ideas comunes en el grupo: la ruptura con la poesía como militancia política.

P. Pero no se consideraba encuadrada en ninguna generación.

R. No tanto en una generación estética cómo en un grupo de amigos. Nos veíamos mucho. Empezamos a publicar, conocimos a Carlos Barral, cada uno por su lado, a Josep Maria Castellet, a Hortelano, a Jaime Gil de Biedma... Hubo comunicación entre aquella gente de veinte y pico años y con esta parte de la generación del 50, que tampoco estaba de acuerdo en eso de que "la poesía era un arma carizada de futuro".

P. ¿Es repetible esa época?

R. Creo que sí. Las cosas retroceden, avanzan, son un poco cíclicas. Llegará un momento en que no podremos aguantar más y tendremos que hacer algo.

P. ¿Y las amistades de aquellos años?

R. También se han ido disgregando. Creo que el ambiente intelectual entre comíllas, ha cambiado mucho. No sé en Madrid, pero en Barcelona el factor nacionalista ha sido nefasto, ha provocado un empobrecimiento tremendo. La amistad, la relación personal, el mundo de los libros, no había entrado entonces en esta vóragine economica que lo ha contaminado todo, también la vida de los escritores y de las editoriales. A la Matute, a Hortelano, a Jaime Gil, jamás les oí decir que habían cobrado un adelanto de tanto, vendido tantos ejemplares o estado en un hotel de tantas estrellas.

P. Usted no ha entrado en esa vorágine.

R. No. Tendría que cambiar de vida, de manera de pensar...

P. ¿Se puede vivir de las letras?

R. Mi perro y yo ... Traduciendo, escribiendo artículos, sí. -

P. ¿Y no le gustaría dar el salto, obtener un premio, ganar millones?

R. No quiero pasar por puritana, que no lo soy. Que cada uno trabaje como quiera. Si yo, de repente, escribo una novela, gana un premio y yo gano dinero, pues, encantadísima, como, si me toca la lotería, pero nada más que eso.

P. No le gusta lo que ve.

R. Estos años de tanto quiero y no puedo, de nuevos ricos, lo han estropeado todo. Ha sido muy mediocre. Las mismas presentaciones de libros se hacen en hoteles de cinco estrellas, y yo pregunto ¿qué tiene que ver el libro con la hostelería? En este país, algunas cosas han mejorado muchísimo, por ejemplo, la situación de los jubilados, de las mujeres, de los niños; la clase universitaria ha continuado imbécil como siempre, y creo que los escritores, los intelectuales, los artistas, entre comillas, han abjurado... Han asimilado la cultura del nuevo rico.

P. ¿Qué está pasando?

R. Lo que ahora se nota, creo yo, a nivel social, cultural y político, es la masacre que sufrió la generación de la República, no tanto de escritores y de políticos, sino de aquella gente que se formó en la Institución Libre de Enseñanza, en aquella ideología nueva, abierta, con una moral de izquierdas, liberal, que tenía una manera de pensar neta, clara. Esto es lo que notamos ahora en la izquierda y en la sociedad: la ausencia de una formación sólida.

P. ¿Es verdad que está escribiendo la biografía de su hermano, Terenci Moix?

R. Sí, para Espasa Calpe. Lo atractivo de la historia, aparte del personaje, es que intentaré objetivar algo difícil: cómo se ha vivido una misma historia de dos maneras diferentes. Y no quiero decir que Terenci explique mentiras en sus memorias, sino que los dos hemos vivido las cosas de manera diferente.

P. ¿Revelará algún secreto?

R. Cuando hablé con los de la editorial me dijeron que lo consideraban un encargo delicado "Si tienes que decir algo duro sobre tu hermano te será difícil". "Sí, me costaría, la verdad", les contesté yo, "pero no creo que se vaya a plantear porque él ya lo ha dicho todo". Como no me invente que está casado y tiene seis hijos... Lo que quiero contar es cómo Ramón Moix se convierte en Terenci Moix, creo yo, por fragilidad. Se transforma en Terenci para huir de Ramón, porque éste es un ser tan frágil que no puede vivir.

P. ¿Y usted es tan frágil?

R. Supongo que no, porque no he necesitado transformarme.

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