Los ganaderos del ¡ay! y del ¡uy!
Menos Miura, ya han pasado por Vista Alegre los ganaderos del ¡ay! y del ¡uy! Guardiola y Samuel, mayormente. Guardiola, don Alfonso, un poco cariacontecido de que sus toros se cayeran cuarto y mitad. Flores, don Samuel, feliz de que el trapío de sus toros desatara en Vista Alegre adhesiones enfervorizadas.Me lo decía Alfonso Guardiola, hijo de don Salvador Guardiola Fantoni, "post mortem" de su corrida. "Nosotros criamos los toros para el ¡ay! y para el ¡uy!". Hay que ver. Guardiola debería estar feliz porque dos de sus toros al señorito Sánchez y al señorito Higares los mandaron a la andanada a hacer un mandado. Pero luego se caían la mar, y a eso Guardiola no sabía qué decir. ¿Será el piso de la plaza, menos enterizo que los mesetarios? ¿Será la humedad relativa de los aledaños del Cantábrico? ¿Será que estos bureles no se acuerdan como deben de su genealogía? ¿Por qué estos guardiolas ya ni gazapean ni nada?
Vaya usted a saber.Samuel, sin embargo, estaba feliz. Él que había veraneado por estos pagos cuando mozo de la mano de su tío-abuelo, ha vuelto después de muchos años a recoger el premio de la junta a la mejor corrida del 93. ¡Cómo templa don Samuel con su cálido verbo! Si luego sus espléndidos ejemplares salieron apagados es otra cuestión. El ganadero se encendió en elogios, se desbordó en emociones, brindó entusiasmos. Luego, la corrida lamejor presentada de la feria por ahora- llegó a las franelas con ese permanente desencanto que guardan y atesoran los toros a menudo para estas latitudes.
Con los ganaderos del ¡ay! y del ¡uy¡, vino ayer fifigo Ortíz de Urbina, del hierro de Sepúlveda. Vino, saludó y fuese. Como a Eduardo Miura le ocurre, no aguantó los sufrimientos del apartado. Tapóse por si sus toros no eran del ¡ay! y del iuy!, o simplemente se caían. Pero en el apartado eran tan reunidos, tan buenecitos, tan comoditos de cabeza, que no parecía que hayan podido ser ni del ¡ay! ni del ¡uy!
En fin. Samuel ya tiene su añorado azulejo de ganador en esta plaza bilbaína. Veremos qué pasa este año de gracia. En los últimos diez, el premio a la mejor corrida quedó desierto el 85, 86, 89 y 92, cuatro veces y se concedió seis. A saber: el 84 a Murteira. El 87 a Fraile. El 88 a Miura. El 90 a Torrestrella. El 91 a Victorino. Y el año pasado al de Albacete. ¿Qué pasará este año? Venga usted a saber.
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