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Entrevista:MUJERES

"En el escenario tengo presente la palabra seducción"

Aunque haya dicho que le gusta Wagner y Proust, lo cierto es que prefiere tirar del carro en el supermercado y cuidar las plantas del jardín. Tiene una mirada en el límite de la tristeza. Y una voz grave. Es actriz desde los 10 años. Se detesta a sí misma, aunque reconoce que es muy buena. Hace de hombre igual que de mujer sin ser fanática del teatro. Podría dedicarse a la biología. Le gustaría dirigir. Todavía se ruboriza al hablar de su vida sentimental. Dice que es secreta. Y cierra herméticamente las puertas de su intimidad.Pregunta. Tiene usted una mirada tranquila. Me gusta. ¿Es usted como su mirada?

Respuesta. Aparento ser tranquila. Pero soy muy nerviosa. Muy inquieta. El teatro quema nervios. Y a estas alturas de la vida me gustaría estar tranquila. Vivir sin buscar emociones fuertes.

P. ¿Qué edad tiene?

R. Tengo 50 años. Una edad en la que una actriz siente miedo a no poder hacer ciertos papeles. Miedo a que el físico te venza. Aunque yo lo acepto.

P. Tal vez por eso no tiene arrugas. ¿Se ha operado?

R. No, qué va. De momento no. Pero de todas formas es mejor no decir la edad. A ver si paso por lo que no soy.

P. ¿No le molesta verse desplazada por los jóvenes? El mundo es de ellos. Van a por todas.

R. Sí, pero por otro lado también es verdad que cuenta mucho la experiencia. Todo lo que has sufrido y amado. Todo lo que has llorado y te has reído sirve mucho a la hora de interpretar un papel en el escenario. Cuanto más has vivido más puedes dar. Sobre todo en el caso de una persona muy insegura como soy yo. Cualquier cosa me tambalea. Por eso necesito sentirme mimada constantemente. Necesito que me digan que soy fenomenal.

P. ¿Necesita usted que todavía le digan todo eso?

R. Sí, sí. En el fondo quieres la adulación. Quieres ese apoyo.

P. ¿Echa de menos no ser más popular? Porque usted fuera de Cataluña no es muy conocida.

R. La popularidad esa que te impide salir de casa sin que te paren en la calle se da poco en actores de teatro. Se da en el cine y en la televisión. Yo estoy en el teatro Lliure desde 1976. Se me conoce entre la élite teatral. Y más por el nombre que por mi físico. El teatro Lliure es pequeño. No caben más de 300 espectadores. En 17 años he representado 32 obras. He salido poco de allí. Voy por la calle y ni siquiera un Barcelona me reconoce nadie. La verdad es que tampoco soy fanática del teatro. Si el teatro desapareciera de mi vida por cualquier razón creo que haría cosas interesantes.

P. ¿Qué cosas?

R. Biología. Vivir en contacto con la naturaleza.

P. ¿Y dirigir?

R. Sí. Eso sí. Lo estoy pensando. Llevo actuando desde niña. Desde los 10 años.

P. ¿Está harta? ¿Se ha cansado?

R. No estoy harta ni me he cansado. No es eso. Pero tengo ganas de dirigir a otros actores. A ver qué pasa. Podría dirigir en el Lliure o en otro sitio.

P. ¿Y el cine?

R. He hecho algo. Tuve un papel en "Tacones lejanos". Pero no me he dedicado a cultivar ese mundo.

P. ¿Y la televisión?

R. He hecho cositas. Sobre todo en Barcelona. Pequeñas colaboraciones. Económicamente viene bien. Los actores cobramos mientras trabajamos. No mientras ensayamos.

P. ¿Cómo se comunica mejor con el público? ¿Con la mirada? ¿Las manos? ¿La voz?

R. Algún crítico ha dicho que con la mirada. No sé. Yo no me veo. Yo me detesto a mí misma. Cuando han grabado algo y luego me veo no me gusto nada. Digo ¿así lo hago? ¡Qué horror!

P. Pero usted sabe que no es un horror.

R. Bueno, no sé. Cuando salgo al escenario tengo siempre muy presente la palabra seducción. Me interesa seducir al público. Trato de lograrlo sabiendo que no soy una belleza. Que no tengo un tipazo. Utilizo otras armas.

P. ¿Por ejemplo?

R. A los dos segundos de salir a escena noto si estoy en disposición de seducir o no. Si puedo o si más vale tirar la toalla. Y la tiro muchas veces. A veces pienso, aquí no tengo nada que hacer. Hoy pasa algo. Me pasa a mí o al público. No sé. Lo notas. El teatro es una cosa muy viva. Eso no quiere decir que no haga mi papel. Lo hago y cumpliendo. Pero sin seducir.

P. Eso que dice recuerda el acto sexual entre una pareja. Hay o no hay seducción. También se tira la toalla. Se interpreta el papel. Se cumple. Y poco más.

R. Sí. Tiene algo de eso. Pero cuando yo digo que cumplo quiero decir que intento dar todo. Como si esa función fuera la primera y la última. Y en realidad hay que verlo así. Siempre es la primera y la última vez. El teatro es irrepetible. Nunca una función será igual que otra.

P. ¿De ahí viene su empeño por seducir?

R. Exacto. Y cuando lo consigo me produce mucha satisfacción.

P. ¿Se comporta igual fuera del escenario? ¿Siempre quiere seducir? ¿Se relaciona usted con los otros a través de la seducción?

R. Sí. A lo mejor sí. Como a todos me gusta que me quieran y me mimen. Desde niña. Pero siempre he sabido devolver ese cariño.

P. ¿Tiene hermanos?

R. Sí. Somos cuatro hermanas. Y soy la menor. La más mimada.

P. ¿Se llevó bien con sus padres?

R. Fantásticamente bien. Y con mis hermanas. Somos una familia muy divertida. Un poco cómicos. Sólo Lola, que es la hermana mayor, y yo nos dedicamos al teatro. Pero en nuestro pueblo, Esparraguera, había cuatro compañías de teatro para una población de 4.000 habitantes. Por eso empecé tan pronto.

P. ¿Le cuesta llorar en escena?

R. Mucho. Tengo que hacer un gran esfuerzo. Tengo que hacer trampas. Lloro con más facilidad en la calle. Fuera de la escena soy sentimental. Veo lo que está pasando en Ruanda y lloro. Me duele el estómago. En cambio en el teatro me cuesta mucho arrancarme una lágrima. Y no lloro. Hago teatro. Ya sabemos lo que es el teatro. Mentira.

P. ¿Le resulta más fácil seducir en el teatro o en la vida?

R. En el teatro. Allí no siento timidez. En cambio si entro en una reunión con veinte personas no sé qué hacer. No sé cómo empezar. En el teatro me siento dentro de un envoltorio de maquillaje, de ropas, de luz. Y entonces seduzco con más facilidad que cuando voy de paisano. En la vida intento seducir, pero por otras vías. Soy muy coqueta.

P. ¿Se ha llevado alguna vez un gran disgusto en la escena?

R. Uno. Cuando me comunicaron que mi madre se estaba muriendo mientras yo actuaba. Me salté algunas cosas. Acabé deprisa. Salí corriendo. El actor no está por encima de la muerte. Al menos yo no.

P. ¿No le ha dificultado el teatro tener una familia? ¿No echa de menos estar casada? ¿Tener hijos?

R. No. Yo tengo una vida privada más fácil al no estar casada y no tener hijos. Puedo mantener mejor la disciplina en el teatro al no tener un tirón familiar. Mi vida sentimental y amorosa no intercepta mi trabajo. Y tampoco se resiente por ese trabajo. No hay ningún trauma ni ningún sacrificio.

P. Hábleme de su vida sentimental.

R. La tengo muy ocultada. No quiero ni que se hable ni que se comente. No hay mucho que decir.

P. ¿Tan secreta es esa vida?

R. No. Tampoco. Ahora no. Ha habido épocas que sí. He tenido una vida sentimental agitada más o menos como todo el mundo. Pero en estos momentos estoy muy tranquila. Muy a gusto.

P. ¿No quiere entrar en detalles?

R. No tiene ninguna importancia.

P. ¿Que le quita el sueño?

R. El futuro. Pensar en el día que no tenga fuerzas. La soledad. La salud. No ver. Que me duela un brazo. La rodilla. No valerme por mí misma. Tener más o menos dinero no me importa. Vas viviendo con lo que tienes. Y todo esto ya me preocupaba de pequeña. Pensaba que a los 50 años ya era mejor morirse.

P. ¿Piensa eso ahora? ¿Ya quiere morirse?

R. No, no. Pero necesito muy poco para vivir. Aire. El campo. Cuando voy al campo y bajo del coche el silencio me marea.

P. ¿Qué personaje detestaría hacer?

R. Ninguno. No odio a ningún personaje. Ni siquiera odié a la señorita Julia, el personaje de Strindberg que es muy desagradable. Siempre aprendes de ellos. Y con el tiempo te alegras de haber vivido dentro de ellos.

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