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Reportaje:

La caldera de Venezuela

El desorden económico bulle en la grave crisis que vive el país suramericano

Juan Jesús Aznárez

ENVIADO ESPECIALBanqueros transmutados en cuatreros, fugitivos de la justicia, hombres que perdieron la decencia cuando el descuido oficial sirvió en bandeja el saqueo del patrimonio público, equiparan a Rafael Caldera con Fidel Castro y advierten que el presidente venezolano abrazará finalmente la dictadura y en ella se sentirá cómodo. El control del cambio y precios decretados en junio tras cinco meses de incertidumbre, impericia gubernamental y creciente frustración popular ante el torpe manejo de una crisis de antigua data merece juicios más ponderados. Aquellos que son bondadosos con el honesto empeño de Caldera aconsejan paciencia, pero otros más fundamentados anuncian atolondramientos, peligrosas cesiones al autoritarismo y nuevos tropezones en el complejo proceso hacia la superación de un desorden económico de gravedad desconocida.

Régimen de control

Desde algunos despachos de la oposición, amansada cuando el presidente amagó un referéndum en el que los pobres habrían de pronunciarse sobre la rectitud del encarcelamiento de financieros corruptos, se pronostica el fracaso del actual régimen de control. Agustín Berríos, asesor del partido social cristiano COPEI, identifica a académicos de orientación "marxista o de izquierda" impartiendo doctrina en la casa de Gobierno y alerta contra la aprobación de las leyes de Delito Económico y de Emergencia Financiera en su actual redacción. "Así será dificil la recuperación de Venezuela. Se instalaría de manera definitiva un andamiaje de controles que se supone son provisionales, pero que con las leyes adquieren forma permanente". "De esta manera no se va a producir el ingreso de divisas", agrega. Portavoces de la Administración subrayan que la Ley de Bancos y previsiones contenidas en los instrumentos legales fueron pensados para tiempos de normalidad y no para desbarajustes.La mayoría de los analistas independientes consultados en Caracas no ocultan su pesimismo respecto a una satisfactoria conclusión de la crisis, y muchos empresarios dudan de la solidez del Plan de Estabilización Macroeconómico y del compromiso del Ejecutivo con la apertura. No faltan quienes pronostican el desastre, ni tampoco quienes imaginan a Caldera ejecutando medidas liberalizadoras cuando considere que dispone de paso franco para ello. El anuncio de una próxima subida de la gasolina se cita como significativo. Pocos discuten, sin embargo, la inevitabilidad de las cautelas que han detenido fugas de capitales de 4.000 millones de dólares en lo que va de año efectuadas por banqueros que entraron a saco en los auxilios financieros dispuestos sin las debidas salvaguardas para tratar de sanear bancos en crisis, casi un 10% del producto interior bruto en ayudas fracasadas; pero también huyeron del país ahorros de profesionales asustados por los bandazos en la conducción económica.

El economista Francisco Faraco, redactor del Plan para resolver la crisis financiera, que entregó en febrero a varios ministros y al Consejo Bancario Nacional, piensa que el presidente no entiende la verdadera naturaleza de la crisis, pues optó por el camino que él más critica, la ingeniería financiera: "Maquillar la crisis. Eso pasa porque no la entiende. Es lamentable, pero no han querido reestructurar el sistema". En opinión de este analista, quizá el más escuchado de Venezuela, las actuaciones en el sistema bancario no deben agotarse en el saneamiento financiero de las entidades, sino insistir en el acopio de información sobre su solvencia, negociar con la banca extranjera y evaluar la conducta ética y profesional de accionistas y administradores para decidir sobre su idoneidad en el cargo.

"Lo grave es que en materia gerencial no hay en el país los suficientes recursos humanos capaces de reflotar los institutos". Un residente español piensa que lo verdaderamente grave en Venezuela es el déficit fiscal de 1.200.000 empleados estatales, casi el 20%, y empresas innecesarias. "Hay muchos que se presentan los días 15 y 30 de cada mes para cobrar".

Salida de capitales

Los importadores se preguntan por las razones del Gobierno para mantener controlado el cambio después de haberse atajado la salida masiva de capitales. La suspensión de las transacciones comerciales en moneda extranjera en un país que compra más del 60% de sus alimentos, y la entrada en vigor de una burocracia de es panto encargada de aprobar con cuentagotas las operaciones con divisas, amenaza con el desabastecimiento, la arbitra riedad o la corrupción en la confección de los listados y el estrangulamiento de los más débiles. "Puede ocurrir que por aumentar en 1.000 millones de dólares unas reservas que ya están bajo control te cargues parte del aparato productivo", advierte un experto de la Unión Europea. "Si esto sigue así, vamos a una situación en la que aumenta el desempleo y cae el PIB". No es fácil encontrar el fundamento de este bloqueo. "Cuando un país dispone un control de cambios es porque tiene una situación angustiosa en la balanza de pagos. Aquí, la entrada de divisas por el petróleo y exportaciones no tradicionales es suficiente para pagar la deuda privada y la pública".

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