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González abrirá la batalla sucesoria si 'toca' la vicepresidencia

Anabel Díez

Felipe González se ha ido de vacaciones sin despejar a su partido y a sus ministros si su Gobierno sobrevirá al otoño. Las insistentes peticiones de socialistas renovadores y guerristas chocan con la ambigüedad de González. Miembros del Gobierno señalan que un cambio sólo tendría sentido si afecta a la vicepresidencia del Gobierno, bien para sustituir a Narcís Serra -hecho poco probable- o para nombrar a un segundo vicepresidente más comunicativo. En ambos casos, afirman todos los consultados, se desataría el debate de la sucesión de González como candidato electoral.Los ministros informantes más sinceros reconocen que los miembros del Gobierno no son las "fuentes más fiables". En un ejercicio de objetividad, los consultados son unánimes en señalar que una crisis que no pase por el vicepresidente y/ o, si acaso, por el ministro de Economía o por el portavoz del Gobierno no puede ser considerada como tal y tendría poca efectividad.

Las mismas fuentes excluyen la sustitución del ministro de Economía, Pedro Solbes, a quien atribuyen comentarios jocosos sobre sí mismo. Solbes se ha preguntado en alto por qué le iban a sustituir a él si la recuperación económica está a la vuelta de la esquina. En cuanto al ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, nadie duda de lo satisfecho que está el presidente con su labor.

El hecho es que la derrota del 124 generó una petición de cambio de Gobierno que recorrió toda la organización socialista y que incluyó a varios ministros. Todas las miradas se dirigieron hacia Serra y él fue consciente. Cambio de Gobierno, ¿para qué?, preguntó González en la reunión de la ejecutiva del PSOE ante la petición directa de Manuel Chaves, Joan Lerma y José Bono. Sólo se justificaría si se fuera a cambiar de política, aseguran que dijo González, algo que no contempla. Los demandantes de cambios le hablaron de "gestos" y no de razones concretas. Un ministro, miembro de la cúpula del PSOE, comprende que su presidente dijera que lo peor que podían hacer es tener "reacciones histéricas". "Entre la histeria y la nada debe haber un término medio", se responde él.

El líder socialista tuvo que escuchar aún más amplificada la petición de remodelación de su Gabinete el 24 de julio en la reunión del comité federal del PSOE. González volvió a envolverse en la ambigüedad, aunque aprovechó la ocasión para hacerles ciertos reproches. El líder socialista afirmó que hubiera agradecido "algunas aportaciones o propuestas", además del sinfí de análisis electorales y desgracias allí desgranados. Quizá por eso las últimas palabras que se le conocen sobre cambios en el Gobierno muestran su deseo de que dejen de pedir algo que le incumbe sólo a él. "La mejor manera de abortar los cambios es seguir pidiéndolos públicamente", aseguran que dijo en la ejecutiva.

En estos días, en el coto de Doñana, González podrá meditar sobre las propuestas de cambio. El debate sobre la sucesión de González ha vuelto a poner en candelero la posibilidad de un nuevo vicepresidente. "Un cambio en este sentido tendría la lectura inmediata en clave de sucesión para la presidencia del Gobierno", asegura un ministro. Nadie afirma ni descarta del todo la posibilidad de cambios, aunque la última corriente de opinión los sitúa, si acaso, en enero, con los Presupuestos aprobados.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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