Destino: Ministro de Horarios. Remite: Transportes Valentín.
Un enorme corazón rojo, atravesado por una flecha: 'Te quiero yo... más que a la madre que me parió".
"Querido ministro: le escribo por lo de la protección de horarios que, me dicen, lleva usted. Yo soy dueño de una furgoneta con seis asientos y radiocasete sustraíble.Hasta hace poco me dedicaba al transporte de turistas del aeropuerto al hotel, pero, con el subidón de las Olimpiadas, me decidí a montar una línea regular de viajeros. Inauguré el trayecto Barcelona-Zaragoza en mayo del 93.
Pues bien, por ahora, los únicos pasajeros que he llevado han sido dos monjas que se me subieron haciendo autoestop. Una ruina. Y eso que puse sillones orejeros en polipiel, que me costaron un pico. Pero qué va: las empresas grandes me comen, señor ministro.
No hay quien compita. Tienen los precios más bajos, llevan aire acondicionado, vídeo comunitario... ¡bueno, si hasta dan billetes! Que yo, si alguien se montara, tendría que darle un cromo del mundial. Y para colmo, como no cierran los festivos, tengo que estar todos los domingos en la parada, por si pillo algún cliente despistado. O sea, que ni veo a la familia.
La mujer ya me ha dicho que, o cambia la cosa, o se me da al bingo. Y no crea que bromea, que se gasta todos los días quinientas pesetas en las maquinitas del bar. Ahora, lo que peor llevo es lo del pequeño, que llama "papá" a la asistenta.
Por todo ello, y con el fin de erradicar la competencia desleal, le ruego prohíba circular en festivos a los autobuses buenos. Así yo trabajaría con clientela fija los domingos y entre semana cuidaría de los míos. Agradecido de antemano.
Espero sus noticias por el telediario. Valentín Tonet".
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