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Pérdida de perspectiva

La historia se repite desde hace ya algunos años. Los jefes etarras que instruyen a los novatos en la "inaplazable tarea" de liberar al pueblo vasco a golpe de coche bomba, que los aleccionan en la idea de que la lucha armada es la suprema manifestación del amor a Euskadi, empiezan a perder la perspectiva cuando se encuentran en prisión. José Luis Álvarez Santacristina,Txelis, empezó a verlo todo borroso poco después de conocer las cárceles francesas. Le faltó tiempo para convertirse al misticismo, llenar las paredes de su celda de vírgenes y sentir escrúpulos insoportables hacia la "lucha armada" que con tanto entusiasmo había dirigido en su "vida anterior". El propio Francisco Múgica Garmendia, Pakito, parece haberse vuelto muy comedido en sus juicios, hasta el punto de que hay quien, le atribuye propuestas de tregua y actitudes "pragmáticas", No tiene por que ser, necesariamente, fruto. de la impostura personal y del engaño. La cárcel alienta, por lo visto, la reflexión, hace a todos más vulnerables, sobre todo, cuando tras la retórica violenta se esconde un discurso político inconsistente y cuándo la invocación al pueblo resulta una coartada fálaz.

Juan Lorenzo Lasa Mitxe- lena, Txikiedi, dice que como sólo le quedan unos años de pena no va a reinsertarse porque no quiere ser un cadáver político". Ahora,-desde la cárcel, Kubati le escribe a Belén González a Santo Domingo para decirle, y seguramente también para que se sepa, que él ahora ya no lo ve claro. Acude a ella porque le enseñó "a caminar por la senda revolucionaria" y es su amiga.

En realidad, también Belén González Peñalba, la misma que se dejó fotografiar con un aparatoso vendaje en un brazo para avalar la falsa versión del accidente de tráfico que pretendidamente costó la vida a Txomin Iturbe en Argel, dejó de verlo claro hace tiempo. Al igual que Ignacio Arakania Mendia, Makario; Eugenio Etxebeste, Antxon, y el resto de los confinados en Santo Domingo, Belén es de las que han expuesto sus dudas por escrito sobré el futuro de la estrategia de ETA.

Sin duda, conoció a María Dolores González Cataráin, Yoyes, la antigua dirigente muerta a manos de sus antiguos compañeros por haberse atrevido a rehacer su vida. Ironías crueles, sus asesinos, José Antonio López Ruiz, Kubati, y José Miguel Latasa, Fermín, le dan vueltas a esto de la reinserción. Sólo que sus reflexiones no parecen tener la profundidad ni la sinceridad descarnada que contiene el diario personal de aquella mujer asesinada delante de su hijo. El terrorismo es una larga noria que da vueltas, pero nunca faltan los interesados en que la cosa continúe, los que invitan a los jóvenes a subirse en marcha.

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