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Tribuna:OPERACIÓN 'FONDOS RESERVADOS' ROLDÁN, NI VIVO Nl MUERTO / 6
Tribuna
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La cuarta mujer

Quedarse demasiado tiempo con un papel en la mano en una estación de metro, aunque sea la de Callao, produce la sensación personal y transferible de que se está mal de reflejos. Cierto. Carvalho estaba mal de reflejos y tardó lo suficiente en desdoblar el papel y leer su contenido para que el guarda jurado mensajero se esfumara."Roldán está en peligro. Usted está en peligro. Hotel Suecia. Mesa escandinava. 1.30. Me identificaré. La cuarta mujer."

Parecía un título de best seller. Después de tanto plato ibérico, tal vez fuera desintoxicante una comida a la sueca en la que los pepinillos en vinagre, el eneldo y el salmón son, como el hombre, la medida de todas las cosas pequeñas. Cogió un taxi y al acercarse al hotel Suecia creyó ver a la esposa del procesado ex director del Banco de España, en chándal y haciendo jogging por las aceras con tan buenas maneras que rebajó la sensación de calor que asfixiaba, al detective. De pronto, de detrás de las esquinas salieron 24 fotógrafos jovencillos que asaltaron a la mujer con sus instantáneas. El taxista comentó displicente:

-¡Cómo se nota que son suplentes!

-¿En qué?

-Los fotógrafos de verdad de las publicaciones de verdad ya ni se preocupan por estos líos. ¿No ha oído usted lo que ha dicho el actual director general de la Guardia Civil?: "La Guardia Civil está harta de lo de Roldán". Pues ya me dirá usted de lo de Rubio, que huele a naftalina. La prensa también esta harta. Yo también. Por eso ahora envían a estos jovenzuelos, con contrato de aprendizaje, para que se fogueen...

El bufé del Suecia olía a Suecia, en abierta contradicción con una comensalidad de indígenas celtibéricos exiliados del veraneo de sus familias o secuestrados por el verano madrileño, con esos motivos tontos o angustiosos que suele encontrar el verano madrileño para que lo compartas.

-Carvalho, supongo.

Llevaba bajo el brazo el primer tomo del Diccionario de uso del español, de doña María Moliner, y lo mostraba ostensiblemente, a pesar de su peso. Hicieron la ronda en torno de las papillas piscícolas nórdicas y las ensaladas pálidas de aurora boreal. La mujer marchaba delaníte y permitió una observación morosa de Carvalho: tal vez se tratara de una hermana gemela de la ministra de Cultura, porque iba en tecnicolor y parecía una gitana licenciada en ciencias improbables. Se sentaron con el volumen del diccionario dividiendo la mesita en dos hemisferios obligados a entenderse.

-¿Lo estudia por orden alfabético?

-Era la clave. María Moliner y yo. Yo soy la cuarta mujer de Roldán, y María Moliner es la cuarta mujer por orden de importancia en la historia de España.

-¿Las tres primeras?

-¿Se burla de mí?

-Le confieso mi desconocimiento del ranking obvio de las mejores mujeres españolas de todos los tiempos.

Ella recitó de corrido.

-Isabel la Católica, Agustina de Aragón, Dolores Ibárruri y María Moliner.

Llevaba los ojos muy pintados, también los párpados, y el cabello alternaba mechas verdes papagayo con el hermoso pelirrojo de Maureen O'Hara.

-¿El pelirrojo es su color natural?

- No, el verde. No me mire como un viejo vede. Pertenezco a Roldán y me envía Guijuelo.

- Se conforma con ser la cuarta mujer...

- Y la sexta o la décima... Quién sabe ya por dónde irán sus conquistas. Roldán es la mismidad del erotismo.

Se relamía los labios y ponía los ojos en blanco. Carvalho presintió que le iban las canciones portuarias, del mismo modo que a sus tres clientes aragoneses lo que les gustaba era la jota.-Escúchame, marinero... ¡Dime! / ¿Qué sabes de él...

Ella asentía y musitaba los versos siguientes de Tatuaje: ... era gallardo y altanero... / era más dulce que la miel...". Cuando la cuarta mujer llegó al cuarto Aquavit cogió una, mano de Carvalho y se la llevó a los labios. Le lamió la punta de los dedos, luego el pulgar, como si fuera chupón de fresa. En la mesa de al lado, tres viejos excombatientes de alguna guerra civil contemplaban la escena aguantándose el marcapasos. Carvalho trató de retirar la mano, pero ella rugió y se negó a devolvérsela.

-En mi habitación tengo aire acondicionado.

El lunes continuará el folletón Roldán, ni vivo ni muerto.

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