Imagen

El astuto cronista lo interpreta, Clinton ha pretendido un golpe de imagen con su mediación entre jordanos e israelíes para la firma de la paz tras 46 años de guerra.El presidente alemán, Helmut Kohl, el español González, el francés Mitterrand. Cada vez que un dirigente político realiza una acción con una trascendencia histórica, los periodistas desenmascaramos sus intenciones, que no son otras que ganar imagen. Da igual que se trate de la ayuda a Ruanda, de la intervención en Bosnia, la paz en Oriente Próximo o el Plan Hidrológico. Por contra, las decisiones impopulares que toman de cuando en cuando los dirigentes políticos demuestran su auténtica faz de canallas profesionales.

La paz entre árabes e israelíes es una cuestión de imagen. La autonomía palestina, la llegada de Arafat a Gaza, carecen, por tanto, de contenido. La reforma sanitaria en Estados Unidos, que afecta a 40 millones de personas, carece de contenido. El Plan Hidrológico carece de contenido, pese a que vaya a solucionar un problema secular de sed en España.

No voy a ser masoquista. No es sólo una cuestión de periodistas, sino también de rivales políticos. Es la mejor manera de descalificar el discurso del contrario.

Y volvamos a un asunto espinoso, que es más divertido. Las intenciones de Berlusconi al pretender eliminar la indefinición de la prisión preventiva. Yo también supongo que son malvadas, claro. Fininvest está ahí.

Pero no dejo de coincidir, a mi pesar, con una preocupación que expresa Berlusconi (y olvido la cuestión del procedimiento a propósito): las garantías individuales para todos y el protagonismo de la política sobre la Administración. A los políticos los elijo yo; los jueces ganan oposiciones. O sea, que prefiero en general un canalla a un ángel. Debo estar enfermo.