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El colapso aéreo obliga a 5.000 turistas a pasar la noche en el aeropuerto de Palma

Más de 5.000 turistas tuvieron que pasar ayer la noche en el aeropuerto mallorquín de Son Sant Joan a causa del colapso aéreo ocasionado en los aeropuertos de las islas Baleares por la huelga de los controladores aéreos de Marsella (Francia). Las dos terminales del aeródromo mallorquín quedaron colapsadas por miles de turistas, en medio de una situación de gran tensión que se hizo más crítica a medida que avanzaban las horas. El retraso de los vuelos fue creciendo a lo largo de la tarde hasta alcanzar las cinco horas. Los pasajeros afectados en Mallorca, Ibiza y Menorca fueron 150.000.

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Quejas contra Francia

Los aeropuertos de Mallorca, Ibiza y Menorca registraron ayer 1.000 movimientos de aeronaves. El aeródromo de Palma registró una actividad intensa con 657 vuelos y 101.835 pasajeros, la más elevada de toda la temporada. La habilitación de rutas alternativas, con tránsitos por Argel, Italia y el Reino Unido alivió la congestiión de los pasillos aéreos causados por la mínima actividad en las aerovías de Marsella.Ningún vuelo tuvo que ser cancelado, según confirmó el director del aeropuerto de Son Sant Joan, Pedro Meaurio, pero el conflicto obligó a los centros de control de Baleares y Madrid a constantes modificaciones en los planes de vuelos de las compañías aéreas para evitar el tapón circulatorio.

Marsella atiende normalmente el 60% de los vuelos con origen y destino en Mallorca, Ibiza y Menorca, y sus aerovías son las más utilizadas en verano. La cadena de retrasos impuesta por las restricciones del centro de control de Marsella alcanzó su mayor virulencia en las últimas horas de la noche.

Pasajeros de todas las nacionalidades deambulaban por las instalaciones a la espera de embarcar en sus respectivos vuelos. Equipos de televisión de Alemania y Gran Bretaña filmaban las incidencias de los retrasos y realizaban decenas de entrevistas a turistas enfadados por las demoras.

Magos y grupos de payasos y de bailes regionales intentaron amenizar la estancia de los turistas, que podían elegir entre permanecer en las instalaciones aeroportuarias o esperar en las terrazas con piano-bar del exterior del aeropuerto.

Los hoteleros, mayoristas y compañías aéreas elaboraron un dispositivo para impedir que se concentraran más de 15.000 turistas (capacidad máxima de las dos terminales) en el aeropuerto. Si las demoras superaban las tres horas, los grupos de turistas permanecían retenidos en los hoteles o, en su defecto, los responsables de los viajeros agilizaban los trámites de facturación para trasladarlos a centros dediversión.

Representantes del sector hotelero y el Gobierno balear 5/8se han quejado del daño "irreparable" a la imagen turística de las islas. El coste económico de la huelga de los controladores de Marsella no ha sido evaluado todavía por el sector turístico balear, pero representantes de la principal industria de las islas afirman que será de "cientos de millones de pesetas".

El presidente del Gobierno balear, Gabriel Cañellas, del Partido Popular, aseguró ayer que está preocupado por las pérdidas que pueden sufrir los empresarios, pero subrayó que hay algo peor. "No hay dinero en el mundo", según Cañellas, "para pagar el grave daño que esta huelga está causando a la imagen turística de las islas".

El aeropuerto mallorquín tiene previsto atender a 272.000 pasajeros y 1.760 vuelos hasta el final de la huelga de los controladores de Marsella, anunciado para hoy a las 20 horas.

En Barcelona, los retrasos afectaron también a los pasajeros que utilizaron el aeropuerto de El Prat, que registra los fines de semana unos 400 vuelos aéreos nacionales e internacionales. Fuentes del aeropuerto de El Prat manifestaron anoche que sufrieron ligeros retrasos el 40% de 200 vuelos aéreos en tránsito a Europa.

Iberia anuló un vuelo de Ginebra a Madrid. Al menos otros dos vuelos internacionales con destino a Barajas sufrieron retrasos de varias horas.

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