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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Belgrado y la ex Yugoslavia

Haro Tecglen no cree que "los que defienden las ciudades asediadas bosnias tengan ninguna razón" e insiste en la no culpabilidad de Belgrado en el rompimiento de la federación yugoslava.Cualquier persona interesada en Yugoslavia conoce que la aceptable estructura federal de Tito era considerada por los ideólogos del nacionalismo serbio claramente negativa para, según ellos, los intereses de la nación serbia. Sobre todo, la autonomía de Kosovo y Vojvodina la vivían como la gran afrenta del croata Tito a la nación serbia. Durante los años ochenta la política del Gobierno serbio se dirige a reconducir la Constitución yugoslava en una dirección centralizadora, que alcanza su paroxismo en dos fechas: 1986, con el memorándum de la Academia de Ciencias de Belgrado, auténtico memorial contra el federalismo yugoslavo, y 1989, con las manifestaciones contra los turcos (?) celebrando el 600º aniversario de la batalla de Kosovo; y con la supresión manu militari de la autonomía de Kosovo y Vojvodina.

La cuestión es muy clara. Desde 1986, en que Milosevic tomó el poder, los vientos que soplan en Belgrado son los de revisar las fronteras para unir a todos los serbios en un único Estado. Y para ello se pone en marcha un proceso de agitación política desde el poder, mediante manifestaciones que buscan provocar el reflejo nacionalista más primario de las gentes contra los restantes pueblos yugoslavos.

Así, en 1990, con el estado de excepción y su autonomía suprimida en Kosovo y Vojvodina, con el Gobierno federal paralizado por los votos controlados por Milosevic, con el rechazo por éste de avanzar a una estructura confederal, con la agitación historicista de la Gran Serbia en calles y plazas, la suerte estaba echada: la creación de un Estado exclusivo para los serbios.

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Y llegamos a Bosnia. La pequeña Yugoslavia, en donde los supervivientes del genocidio de estos dos años, los musulmanes bosnios, pero también decenas de miles de serbios que viven en el territorio del Gobierno legítimo de Bosnia, croatas, judíos o eslavos sin más, siguen apostando por una sociedad plural frente al fascismo serbio o croata, que busca crear "Estados étnicamente puros".

En una cosa sí tiene razón Haro. En que Europa provocó la guerra. Por supuesto que sí, al apoyar desde antes de 1991, y después, al Gobierno de Milosevic.

En ese apoyo, en esa complicidad con el fascismo serbio, se encuentra también Haro Tecglen. ¡Qué estafá!-

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