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Entrevista:LOLES LEÓN | ACTRIZ

"El cabaré me enseñó los entresijos de la condición humana"

Las cuatro décadas de Loles León (Barcelona, 1953) son un ternario infalible de gestos, provocación y ternura: gestos que alumbraron risas en los escenarios catalanes de los años setenta; provocaciones picantes que despertaron millares de Eros dormidos en los garitos nocturnos de esta ciudad y salpimentaron el cabaré madrileño de la década de los ochenta, y la ternura que directores de cine como Pedro Almodóvar, Imanol Uribe y Vicente Aranda le han hecho destilar en cada uno de los imposibles personajes que ha protagonizado. El pasado sábado terminó de rodar, en las cercanías de Madrid, La pasión turca, bajo la batuta de Vicente Aranda.Pregunta. Paulina, su personaje, está en las antípodas de su personalidad.

Respuesta. Sí, soy la secretaria de la Embajada turca: una mujer seca, antipática, racista y envidiosa de Desideria -Ana Belén-, la cual se atreve a vivir una pasión. En realidad es una colaboración: un pequeño papel, pero muy muy intenso.

P. ¿Qué sentimientos le ha producido ponerse en la piel de una mujer dura y racista?

R. Extraños, porque no tengo nada que ver con este personaje; si acaso, el poquito de solidaridad que tiene con la española que está en la embajada. He tenido que trasladarme a un mundo más áspero y más duro, que no tiene nada que ver con el mío propio. He echado mano de miradas, de las pautas de Aranda, de lo que una lleva dentro y se ha ido encontrando por la vida; es decir, de esa gente asquerosilla en la que a veces nos fijamos. Fijate que, aunque fuera del rodaje yo era la Loles de siempre, estaba tan metida en el papel que algunos se pasaban el día preguntándome si estaba enfadada.

P. Los dos papeles más dispares de su trayectoria cinematográfica -El amante bilingüe y La pasión turca- se los ha proporcionado Vicente Aranda, ¿qué cree que ve en usted?

R. La otra parte de mí. Aranda ha hurgado en esa otra parte de mí más desconocida. Es como si viera por detrás de todo lo que hay siempre, como si tuviera rayos láser. Lo nuestro ha sido un flechazo.

P. ¿Pedro Almodóvar es la antítesis de Aranda?

R. Como personas son muy distintos, pero en cuanto a disciplina y exigencia son iguales: primero, porque lo son consigo mismos, y luego, porque los dos saben muy bien cómo abrirte y empezar a buscar lo que quieren y que ellos tienen en la cabeza desde el principio. Tú tienes, tu personaje pero ellos toda la película.

P. ¿Qué conoció a través del cabaré?

R. Los entresijos de la condición humana. He visto muchas cosas. Creo que ésa fue la oportunidad que medio el destino de conocer bien a la gente; ahora, cuando miro, calo.

P. ¿El erotismo tiene nacionalidad?

R. Yo creo que existe en todas partes, pero, luego, cada cultura tiene su manera de expresarlo. El mundo es erótico; si no, no daría vueltas.

P. Lleva más de una década en Madrid, ¿le dan ganas de ir con las maletas a otra parte?

R. iHuy, no! ¡Si esto es el cielo! He estado en Nueva York, en Los Ángeles, en Estambul, en París, en Alemania, pero no tengo intención de hacer las maletas, porque ésta es la ciudad más afín a mí.

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