'Las palabras de la tribu'

Hay en la trastienda de nuestra sociedad ("ahondamiento", que diría Lauro Olmo) un espejo insoslayable que nos acompaña entre la realidad y el deseo, la pena o la nada, el exilio y el reino del que escribía Ángel Fernández Santos a propósito de quien siempre ha escrito sobre esto, tanto como para configurar unPasa a la página siguiente

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territorio humano de coherencia en el paisaje desolado de la cultura en España. No sólo José Ángel Valente ha dedicado en ello "el exilio y el reino", la actitud de quien palpita en mitad de este volcán fatigado que es la literatura española actual, sino que, además, su reflexión poética es palabra en el tiempo, género machadiano, que en medida alguna enterrará este escaparate de oficio que es hoy el best seller de consumo, la novela trapisonda o el escondite burlado por el autor de mayor venta en el menor tiempo posible y al mejor pastorque le contrate.

Cito de nuevo las palabras de Valente sugeridas por Fernández Santos: "El mundo está lleno 'de respuestas no preguntadas, que andan sueltas como perros de nadie".. ¿Qué lleva a preguntarnos hoy en España sobre el paisaje del compromiso de nuestra cultura sino el reclamo de un volcán fatigado que sólo escupe pedazos de plástico en el escaparate de una carnicería? Quizá haya que Volver a algunas lecturas, ¿olvidadas?, de César Vallejo, citadas por Valente en la última y recientemente aparecida edición de Las palabras de la tribu: "Todo acto o voz genial viene del pueblo y va hacia él".

Por cierto, título de un excelente libro de ensayos donde el espacio literario se dibuja con la coherencia de un escritor que no necesita referirse a Las palabras de la tribu para salpicar de envidia histórica o chapuza la memoria de otros autores. Otros, precisos de utilizar el mismo título, escupen sobre Galdós las miserias de otras respuestas, acaso no preguntadas, acaso sueltas. Pero se trata de otras palabras y, acaso, la misma tribu.-