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La ciudad sumergida

La plaza de Chamberí, hasta hace poco recoleta y acogedora, isla mínima arrinconada entre el tráfico de la glorieta, es ahora un inmenso y hormigueante socavón en el, que zumban poderosos engendros mecánicos, orugas de voraces mandíbulas y perforadoras ruidosas- y contundentes. Sobre el rugiente caos, una valla anunciadora trata de amansar la justa cólera de los vecinos del barrio con un fastuoso dibujo a todo color, en el que un imaginativo artista de la propaganda ha dibujado la idílica y presunta plaza que se alzará sobre el aparcamiento proyectado. Los veteranos residentes dudan seriamente de que alguna vez se correspondan lo vivo y lo pintado y apuntan que el pintor se ha excedido y en un. alarde de generosidad ha magnificado' las. dimensiones y las perspectivas de la plaza, diseñando un paisaje que nunca cabrá dentro del' marco real. La intención del artista ha sido buena, pero de buenas' intenciones está lleno a rebosar este infernal socavón de Chamberí.Los obreros que hurgan en las entrañas de la plaza desentierran de vez en cuando las obras sumergidas de algunos de sus precursores en el oficio. Las galerías de un refugio antiaéreo de la guerra civil" perfectamente conservadas, despiertan comentarios admirativos por parte de los que saben apreciar el valor de las cosas bien hechas, metros y metros perfectamente alineados de túneles de ladrillo donde se guarecían los vecinos del barrio de los inclementes pepinazos de sus hermanos cainitas y de sus cómplices extranjeros.

No muy lejos del refugio deben andar los restos de la antigua estación del metro de Chamberí, fuera de uso desde los años sesenta. Cuando cerraron su boca, pasillos, andenes y taquillas quedaron intactos y los viajeros que cubrían el trayecto entre Bilbao e Iglesia podían entrever, con un punto de escalofrío, a través de las ventanillas, la estación fantasma con la garita del jefe incólume, el negro teléfono descolgado a perpetuidad y los retratos institucionales de Franco y José Antonio haciendo guardia entre las sombras. El convoy disminuía la velocidad al paso por tan espectral paraje y algunos pasajeros no carentes de imaginación se estremecían al pensar que el tren podría pararse allí, abrir sus puertas y obligar al pasaje a un definitivo transbordo -a las zahúrdas del infierno o a los sombríos corredores del purgatorio.

Chamberí entre el cielo y:el.infierno. Dicen que en el medievo pertenecieron estos terrenos a la muy esotérica Orden del Temple y siglos más tarde acogieron la primera fundación de las monjas salesas. Hoy la espadaña que se recorta al norte de la plaza es la. del convento de las Siervas de María, de las que fue fundadora y priora Santa María Soledad Torres Acosta, una santa madrileña con mal fario para las plazas. De la que tiene dedica da en los aledaños de la Gran Vía, refugio de yonquis, vagabundos y proxenetas, ya hablamos en esta crónica. En la de Chamberí, la placa que sobre la fachada-del convento recuerda la presencia de la venerable hermana se asoma hoy al borde del .abismo. Antes de que las máquinas entraran en acción, tuvo la plaza, por pocos y malhadados años, una posmoderna, inútil y muy criticada construcción con arcos de ladrillo, desmedrado y chato acueducto sin cauce, oficio, ni beneficio que encajonaba el minúsculo jardín y entorpecía su panorámica. Construido durante los años de Gobierno socialista en el Ayuntamiento de la capital, no esperaron mucho los populares, conscientes de que por una vez contaban con la opinión pública a su favor, para derribar las arcadas y, ya que en obras se metían, aprovecharon para excavar un nuevo aparcamiento de los que tanto les complacen.

El barrio de Chamberí, que, comenzó a edificarse finalizando el primer tercio del pasado siglo, fue campo de pruebas abonado para la especulación del suelo, y cuenta Répide que en menos de una década pasó a cotizarse el pie urbanizable de medió maravedí a 18 maravedises, llegando a los tres y cuatro reales. Chamberí se levantó sobre el barrio de los Tejares, barrio de mala nota, llamado también el de las 60 tabernas. Barrio de vocación moderna, sus impulsores proyectaron, en principio, construir, "más de 30 casitas cómodas para vecinos industriosos y tres edificios grandes de lujo para personas de buena posición social". Desde sus lujosas residencias podían estas personas de buena posición observar cómodamente como trabajaban sus industriosos y sacrificadeis vecinos para mejorar su condición social y brindar por el progreso, dentro de un orden (el suyo) de las clases trabajadoras.

Siguiendo la paradójica tradición madrileña, que ha encontrado en vocablos extranjeros como chotis o quermés las raíces de su casticismo, Chamberí es la madrileñización de Chambery, capital de Saboya. Nostálgica de sus lares, María Luisa Gabriela de Saboya, primera esposa de Felipe V, primer Borbón españolizado, bautizó así estos parajes que le recordaban su terruño natal. Para mayor afrancesamiento, Napoleón Bonaparte pernoctó aquí, en la quinta del marqués de Santiago, también llamada de Las Columnas, palacio de turbia y escandalosa historia, que en el siglo XVIII albergó en su teatro particular los bailes de La Bella Unión que, si hemos de creer a los cronistas siempre exagerados por mayor lustre de su oficio, fueron desjaretadas orgías y bacanales.

Para acabar con las malas famas obscenas y tabernarias del barrio, don Tomás Andrés Serrano y don José Sagzistá Nadal, hombres de empresa e iniciativa, purificaron y edificaron un barrio modelo e industrioso en el que los antiguos vicios fueron desterrados y sustituidos por la industriosa y modélica especulación urbanística y la moderna explotación industrial del hombre por el hombre. Nunca llegaron a levantarse 60 fábricas sobre los solares de las 60 tabernas, 15 bastaron para absorber a los laboriosos inmigrantes que muy pronto poblaron los aledaños de esta plaza, que aún conserva un toque afrancesado en la fachada de la Junta Municipal del Distrito, edificio que vino a sustituir al pecaminoso palacio de las orgías y que - recuerda con placa y efigie en relieve la figura de.. Largo Caballero: "testimonio vivo de honestidad y entrega a todos los trabajadores".

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