Suerte, Arrigo
No sé que tiene la historia, pero casi siempre se sale con la suya; así el mundo futbolístico se apresta a recibir un tetracampeón que romperá el equilibrio entre América y Europa a nivel de logros, responsabilidad ésta para los consentidos de la historia y nada más, porque en este campeonato el índice de satisfacción no es muy alto.Cuesta encontrar el equipo con continuidad que minuto a minuto, partido a partido, edificara con mérito futbolístico su presencia indiscutible en una final.
Ha sido una competición de destellos y en ese orden a ratos me simpatizaron los árabes con el balón, pese a su inocencia en el último tercio de cancha. Los búlgaros se vieron bien con el balón casi siempre: sus ataques de vértigo. Pero sin el balón... no sé.
Me pareció ver ese gran equipo en España 20 minutos frente a Corea del Sur, gran parte de los 90 frente a Alemania, mucho rato con Italia, pero se veía más la influencia de su técnico, quien, como estratega, demostró ser el mejor del mundo. España jugó como él quiso en cada partido y creo que Clemente ganó, pero me quedé sin saber cuál es la identidad del fútbol español.
Luego me pareció ver ese gran equipo en Italia, en el primer tiempo ante Bulgaria, luego me relajó. En el segundo tiempo de Brasil contra Holanda y el primero contra Suecia me llenaron de ilusión. Recordé las raíces latinas que quieren renacer.
Entonces viene a mi memoria Colombia y Argentina, comprometidas en esta tarea y de súbito aparece la sombra de Rumania y tengo que consignar otro equipo que en su estilo a veces dio la sensación de estar cerca de ese gran equipo y admito que ante tanta regularidad o tantos fogonazos, la historia dispuso: Italia por Europa y Brasil por América.
Como latino comprometido con la belleza y con mis raíces debería apostar por Brasil y la verdad que lo veo más fuerte.
Tengo la sensación que soy más sentimental y apoyándome en el afecto y en esos 45 minutos iniciales cotra Bulgaria, donde Italia conjugó todo y tradujo en el campo lo que es el pensamiento, la idea del amigo, del míster, del hombre con todo su drama ... Sí, definitivamente soy más sentimental y seguro que cuando me siente frente al televisor se me escapará muy conscientemente un in bocca luppo (suerte) Arrigo.
