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Tribuna:MUNDIAL 94
Tribuna
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El otro Baggio

Dino Baggio (24-VII-71, Campo di San Piero, Padova) no es hermano de Roberto Baggio ni primo ni nada. No tiene nada que ver con él. Viene por otro lado, juega de manera distinta y sólo les une una coincidencia de apellido.Frente a Roberto, un talento, un fuoriclasse, como dicen los italianos, Dino es un luchador, un agonista. Nada excepcional con el balón, pero sí es fuerte, tiene buena condición física sabe colocarse, sabe chocar, sabe hacerse valer en las zonas militarizadas del campo.

Empezó en el Torino, al que se incorporó con 17 años cuando el histórico Toro etaba en segunda división, así que su primera gran alegría en el fútbol fue un ascenso con el equipo turinés. Allí se le reunió Martín Vázquez, ya en primera. Pero no es Baggio jugador llamado a fidelidades con un solo club. Del Torino saltó al Inter, en el que estuvo una soloa tempoada, y del Inter al Juventus, donde ha jugado las dos últimas. En Italia ya se habla de que puede igualar el completísimo periplo de Aldo Serena, un delantero que ha dejado el fútbol hace poco y que recorrió en su carrera los cuatro grandes equipos del Norte: Torino, Juventus, Inter y Milán. Dino Baggio está todavía por cumplir los 23 años y ya lleva tres cuartas partes del recorrido.

Es jugador cuestionado por una parte de la prensa, la que ama más a los jugadores estetas que a los de lucha. Dino Baggio puede jugar en cualquier puesto de la defensa o de la media, y lo hace generalmente por delante de la defensa, como escudo protector de la misma, en las funciones que los argentinos llaman de volante tapón. No sabe gran cosa con el balón, pero tampoco se complica, lo que no d a de ser una virtud.

Y sin embargo, a pesar de su leyenda de jugador más bien tosco, se ha sabido construir una especie de mística de hombre talismán que acierta o da suerte en las ocasiones decisivas. Sus goles no son muy numerosos, pero sí son a cambio muy,, importantes. Por ejemplo, marcó tres en la final de la UEFA (a doble partido) del año anterior, entre el Juventus y el Borussia de Dortmund. Por ejemplo, marcó en la fase de clasificación en Berna, cuando el partido estaba complicándose mucho, como le suele ocurrir a Italia desde tiempo imemorial en todos sus encuentros con Suiza, extraña bestia negra de los transalpinos. Y, ejemplo final, contra Noruega, en ese partido de pesadilla que Italia jugó casi íntegro con diez jugadores contra los once gigantones noruegos, resuelto por Dino Baggio con un cabezazo impecable.

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