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De la Rosa paga los intereses de su paquete en Ebro con dinero de la venta de una clínica

A pesar de haber cedido su paquete del 26% del capital de Grand Tibidabo, Javier de la Rosa se resiste a dejar de utilizar los recursos de la sociedad para sus intereses. El financiero ha pagado recientemente al Santander los intereses de un crédito personal para la compra del 8% de la la empresa alimentaria Ebro con parte del dinero obtenido con la venta del 59% de la clínica New Teknon, según fuentes próximas a Grand Tibidabo. Estas fuentes aseguran que ese dinero ya ha sido repuesto. Mientras, el anterior consejo de Tibigardens no se responsabiliza de las cuentas de 1993.

El dinero utilizado por De la Rosa fue ingresado por el grupo norteamericano NME, propietario del 50% restante de la clínica, como adelanto por la compra de las acciones propiedad de De la Rosa. Según el compromiso alcanzado entre Javier de la Rosa y el consejo de administración de Grand Tibidabo, presidido por Juan Cruells, nombrado por el financiero, los 1.200 millones procedentes de la venta de la New Teknon irían directamente a Grand Tibidabo, para cancelar parte de las deudas de 4.230 millones de pesetas que el financiero debe a la sociedad.Para evitar que el dinero se evaporase antes de llegar a Grand Tibidabo, se establecieron diversos mecanismos de control, que, a la vista de lo sucedido, no han sido del todo eficaces.

Los norteamericanos de NME ingresaron en torno a 550 millones de pesetas como adelanto hasta que se consumara la compra-venta. De esa cifra, Grand Tibidabo empleó 300 millones para cancelar un crédito puente que la había concedido La Caixa para hacer frente al pago de los intereses de su emisión de obligaciones convertibles. El impago de esos intereses, el pasado 8 de junio, reveló abiertamente la situación de ruina financiera de Grand Tibidabo.

Los 250 millones restantes son los que De la Rosa empleó para pagar los intereses trimestrales de un crédito de 8.500 millones de pesetas con el Banco de Santander. Este crédito tiene como garantía un 8% de Ebro que De la Rosa había comprado en su momento al mismo banco. El plazo de pago de esos intereses venció el pasado 27 de abril y el financiero no pudo hacer frente al mismo, con lo que el Banco de Santander podía ejecutar la garantía, quedarse con las acciones de Ebro y venderlas en el mercado, en cualquier momento.

Finalmente, eso no ha ocurrido ya que el financiero pagó los 250 millones con el dinero ingresado por los norteamericanos. La participación del 26% de De la Rosa en Grand Tibidabo -sociedad con 9.000 pequeños accionistas, que vivió una tumultuosa junta de accionistas el pasado jueves a causa de su profundísima crisis, provocada por la gestión del financiero- le está siendo tan útil cedida como cuando era de su propiedad absoluta. Le ha servido para aprobar las cuentas de la sociedad y rechazar la acción social de responsabilidad y para mantener el acceso a la caja de la sociedad.

Informe de auditoría

El equipo de Javier de la Rosa que estaba en el consejo de Tibigardens, antiguo nombre del parque de Tarragona, no ha asumido la responsabilidad sobre las operaciones realizadas por la sociedad durante el pasado ejercicio, según se recoge en el informe de auditoría elaborado por la firma Arthur Andersen.

El informe, fechado el pasado 19 de abril, afirma que "a la fecha de emisión de este informe no hemos recibido la preceptiva carta de manifestaciones de la dirección de la sociedad manifestando su responsabilidad en la preparación de las cuentas anuales adjuntas, así como que reflejan adecuadamente la totalidad de las transacciones realizadas hasta el 31 de diciembre de l993".

Precisamente en esta última fecha, De la Rosa realizó una operación de ingeniería financiera que le permitió pagar el dividendo de Grand Tibidabo, en aquellas fechas propietaria del 80% de Tibigardens, utilizando como garantía para ello 1.000 millones de pesetas procedentes de un crédito avalado por la Generalitat.

La mayoría de los consejeros de Tibigardens en aquella época conocían la existencia de esa operación, aunque no sus detalles, que fueron directamente orquestados por Javier de la Rosa, que no era consejero de Tibigardens.

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