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Los hospitales británicos, clasificados con estrellas según sus listas de espera

El Reino Unido se está metiendo de lleno en la reforma de su servicio público de salud. La ministra de Sanidad, Virgina Bottomley, ha anunciado que los avances médicos permitirán reducir en 50.000 el número de camas hospitalarias públicas -y, de paso, ahorrarse bastante dinero- y ha puesto en marcha un innovador sistema para poner coto a las listas de espera. Como si se tratasen de hoteles, los hospitales tendrán entre una y cinco estrellas.Las listas definitivas acaban de ser publicadas por el Ministerio de Sanidad. Cinco estrellas avalan una espera inferior a la media hora para las consultas Con cita previa. Una estrella puede- suponer más de un año aguardando una operación. La oposición laborista ha criticado el estudio, por no incluir la calidad del tratamiento.

Bottomley ha calificado de "revolución en la Seguridad Social británica" la publicación de las listas de espera y la concesión de categorías. Según ella, servirán para mejorar las prestaciones sanitarias al ser presionados los hospitales por el público y los propios especialistas. Los directores de los centros peor situados pueden afrontar el despido e incluso el cierre si no mejoran.

Las listas ahora publicadas incluyen detalles de 500 hospitales y departamentos locales. Las ambulancias también han entrado en la clasificación. El servicio londinense se ha revelado como el peor del país. Sólo un 62% acude en 14 minutos al lugar del accidente. El estudio ha costado casi 100 millones de pesetas. Las listas serán publicadas y actualizadas cada año.

Por otro lado, la ministra de Sanidad anunció en una reciente conferencia médica celebrada en Brighton que de aquí al año 2002 se podrá reducir en un 40% las camas hospitalarias -es decir, unas 50.000 menos- en un país que afronta ya grandes recortes en la sanidad pública. Tanto la oposición política como la clase médica han rebatido duramente los argumentos de la ministra.

El portavoz de sanidad del Partido Laborista, David Blunkett, se lamentó de la mentalidad de un Gobierno "obsesionado" por aplicar criterios comerciales a la atención sanitaria.

El responsable de la Asociación Británica de Medicina, Sandy Macara, lamentó que Bottomley contribuya a crear una innecesaria alarma pública. Algo inevitable cuando se citan previsiones de cambiosen la atención sanitaria "sobre la base de cifras sacadas de contexto".

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