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La prensa de París muda de piel

'Libération', 'Le Monde' y 'Le Figaro' cambian espoleados por las deudas

La prensa de París atraviesa un período de gran agitación. Libération amplía su capital, enterrando en parte sus sueños de izquierda autogestionaria en favor de un "diario de calidad", y Le Monde planea un nuevo lanzamiento, después de haber agotado la fórmula de crecer por la vía de los suplementos. Mientras tanto, Le Figaro busca dinero fresco, porque el cada vez mayor endeudamiento del grupo Hersant ha dejado de ser visto con buenos. ojos por el Crédit Lyonnais, su principal financiero.El diario Libération se dispone a celebrar los 21 años de vida iniciando una nueva fórmula. "Hasta 1981 fuimos un 'laboratorio de lo marginal'; 'durante los ochenta, el diario se transformó en 'cotidiano que vive la crisis innovando'; el Libération III ha de ser el 'diario ciudadano' para el año 2000, reza un texto interno que explica a los empleados el sentido de los cambios.

Para ellos, al igual que para el lector, Libération ha sido un símbolo. Hasta 1981 se mantuvo dentro del purismo militante de izquierdas. Todo el mundo cobraba lo mismo, desde la secretaria al director. Fueron creándose diferentes pluses para mantener en pie lo esencial del espejismo igualitario, heredero del movimiento de Mayo del 68; pero en 1981, al mismo tiempo que los socialistas llegaban al poder, Libé descubría que existe una "cultura de la gestión y de gobierno", se reconciliaba con el mercado y con la empresa y ponía en marcha su segundo proyecto, con Serge July al frente.

Menos accionistas

Ahora, los asalariados de Libération acaban de aprobar el tercer proyecto. Lo han hecho con un 61,3% de votos favorables. Su opinión era importante porque poseían el 55,7% del capital. Debido a la ampliación del mismo en 160 millones de francos (unos 4.000 millones de pesetas), los empleados han votado reducir su control hasta el 33,4%, porcentaje del cual cabe poner en reserva el 4% propiedad del director, Serge July.La operación financiera es complicada. Cuarenta millones de francos se destinan a crear "un fondo de indemnización para los asalariados-accionistas". El grupo alimentario BSN y otros socios aportan la mitad de los 160 millones. Lo que falta saldrá de accionistas aún desconocidos.

Libé III, una vez olvidada la etapa izquierdista y superada la liberal-libertaria, intentará convertir el alma rebelde y un tanto cínica de Libération en algo menos personal, que responda a cuatro consideraciones básicas: "Servicio, referencia, exhaustividad y proximidad". El nuevo diario va a crecer -cinco centímetros- y a engordar -30 páginas más para intentar transformarse en el primer diario parisiense de información general "dentro del sector de calidad". El nuevo invento del incombustible July, en color, pero con fotos en blanco y negro, debería estar en la calle en septiembre.

La fecha tiene su importancia, porque Le Monde no presentará su nueva maqueta hasta finales de año. La nueva fórmula de Le Monde se guarda con el mayor celo. Su misión es reactivar las ventas del diario -351.000 ejemplares de media en la actualidad, es decir, 15.000 menos que hace dos años-, ampliar la franja de edad de sus lectores y evitar que crezca una deuda que alcanza ya los 40 millones de francos, a pesar de la inyección económica que ha supuesto el editar en sus talleres el diario InfoMatin. El nuevo director gerente, Jean-Marie Colombani, quiere "rejuvenecer" Le Monde y aumentar su difusión, a base de mejorar la calidad del periódico y de una política comercial innovadora.

Mientras tanto, las deudas del grupo Hersant alcanzan ya los 4.000 millones de francos (¡casi 100.000 millones de pesetas!). Los números rojos no son una novedad en este imperio, pero sí lo es el que le exijan pagar. Para el Crédit Lyonnais, las cosas no van bien, ha corrido grandes riesgos con Parreti o con Tapie y ahora quieren que Hersant venda y pague. El jefe del Gobierno, Edouard Balladur, desea que sus amigos compren. De Le Figaro dicen que no tiene lectores, sino electores, y Balladur los quiere para sí. Hersant ponía una vela a Giscard y otra a Chirac e iba viviendo en equilibrio inestable: un pie en el patín de la UDF, el otro en el del RPR.

Cinco financieros balladurianos se han unido y andan detrás de Le Figaro, el más importante periódico de la derecha y, a través de sus suplementos, el que aporta mayores ingresos gracias a la publicidad.

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