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El Tesoro se ve obligado a emitir letras a seis meses para afrontar la crisis de la deuda

El Tesoro público ha decidido volver a emitir letras a seis meses para capear el temporal que azota desde principios de año a los mercados de deuda. El encarecimiento de los títulos a largo plazo ha pro vocado la búsqueda de vías alternativas de financiación del déficit público. También se ha barajado la posibilidad de acudir al préstamo de 5.000 millones de ecus (unos 800.000 millones de pesetas) otorgado al Tesoro por un sindicato de bancos extran jeros y apenas utilizado hasta ahora. El problema de ambas soluciones, calificadas como gitransitorias", es que se traducirán en un mayor déficit público el año próximo y supondrán un paso atrás en el esfuerzo de alargar la vida media de la deuda.

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Tregua en los mercados

Las dos primeras emisiones de letras a seis meses se adjudicarán mediante subasta los próximos días 6 y 20 de julio, según la resolución firmada ayer por el director general del Tesoro, Manuel Conthe. Las letras se emitirán al descuento, como es normal; es decir, la rentabilidad será la diferencia entre el efectivo que se paga por la letra y el nominal que se percibe al vencimiento. El mínimo para acceder a la subasta es de 100 millones de pesetas. A ella acuden los intermediarios financieros que luego pueden vender y comprar en el mercado secundario.La rentabilidad de estos títulos a seis meses tendrá como referencia los tipos de interés en el interbancario que, para ese mismo plazo, ahora están en el 7,80%. Con la emisión de letras a seis meses se volverá a usar un título que se dejó de sacar al mercado el 25 de junio de 1993, fecha en la que se adjudicaron 250.000 millones de pesetas a un tipo marginal -máximo al que vende el Tesoro- del 10,24%.

Fuentes del Ministerio de Economía señalan que la emisión será relativamente pequeña porque se trata de "una solución transitoria" para atajar el problema planteado estos meses por la espectacular subida de las rentabilidades en el mercado secundario de deuda (los bonos a diez años han pasado del 7,75% de febrero al casi el 11%).

La decisión de recurrir a más emisiones de letras a seis meses o de echar mano de la línea de préstamo de 5.000 millones de ecus al Tesoro (cerca de 800.000 millones de pesetas al cambio actual), dependerá de la duración de la crisis. El problema es que con ello se adelanta en el tiempo el pago de intereses -en lugar de 10 años pasa a medio año en las letras y cada trimestre en el préstamo-, lo que se traducirá en un mayor déficit público casi inmediato. Éste es, junto a la inflación, el mayor desequilibrio de la economía española.

Subastas desiertas

El Tesoro se ha visto así forzado a volver al corto plazo no por problemas de liquidez, sino para mantener la presencia en un mercado que ha puesto imposibles las emisiones a largo, según fuentes de Economía. Las dos últimas subastas de bonos han quedado desiertas o han supuesto una financiación simbólica. Pero ello representa, a la vez, una marcha atrás en la política seguida hasta ahora por el Tesoro de alargar la vida media de la deuda negociable (letras, bonos y obligaciones emitidos en pesetas).Gracias a la bajada de tipos de interés que se inició en España, tras flexibilizarse el pasado mes de agosto las bandas de cotización de las divisas europeas en el SME (del 6% al 15%), el Estado ha podido, hasta ahora, ampliar sustancialmente el plazo de pago de los activos emitidos a unos tipos, además, muy moderados.A partir de noviembre del año pasado el Tesoro llegó incluso a emitir obligaciones a 15 años, por primera vez. Así, la vida media de la deuda ha pasado de tener 2,81 años a finales de 1991 a 4,69 años al final de 1993 y 5,16 años en marzo de 1994. Esta estrategia, que aplaza el pago de los intereses de la deuda, a un tipo además muy beneficioso, estaba permitiendo una reducción en la carga financiera del Estado.

Pero desde que empezaron las tensiones en los mercados de deuda europeos el pasado febrero, contagiados por las caídas sufridas por los bonos estadounidenses a raíz de la subida de tipos en ese país, el Tesoro español ha evitado financiarse en el largo plazo. La última subasta de bonos y obligaciones que supuso una financiación sustanciosa para el Estado -algo más de un billón de pesetas en total- fue la celebrada el 3 de febrero. Entonces, el Tesoro colocó bonos a tres y cinco años a un tipo marginal del 7,29% y 7,38%, respectivamente, por un importe 138.400 millones de pesetas y de 242.300 millones, y obligaciones a 10 y 15 años a un tipo del 7,811 % y el 8,021 % por 455.700 y 226.000 millones de pesetas.

Mercado secundario

A partir de ahí, se han ido declarando desiertas las subastas en espera de que las tensiones en el mercado secundario de deuda remitieran. Pero no ha sido así. El pasado 28 de abril, el Estado no tuvo más remedio que entrar, aunque por un importe simbólico (37.000 millones de pesetas) en el mercado primario y acercar sus tipos a los negociados en el secundario. Entonces adjudicó bonos a tres años a un tipo ya del 8,376%, a cinco años al 8,761% y obligaciones a 10 años al 9,242%.

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