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"Retraté a los hombres como son y a las mujeres como querían ser"

Con su cámara captó la historia del último medio siglo de España. El fotógrafo de origen húngaro Gyenes continúa todavía, a sus 84 años, disparando el objetivo con el mismo arrebato. "En realidad", afirma, "yo nací músico, como mi padre. Él era un gran concertista y gran violinista. A los nueve años di mi primer concierto de violín, pero luego me di cuenta de que nunca tocaría mejor que mi padre, y entonces, a los 14 años, me pasé a la fotografia. La base de mi fotografía es la música". En los muros de su estudio se puede ver la última fotografía de la reina Victoria, a los reyes de España, a los reyes de Bélgica, a los duques de Windsor, a la duquesa de Alba. El mundo del arte ha sido la otra gran vertiente de su objetivo: Picasso, Dalí, Ingrid Bergman, Andrés Segovia, Antonio el bailarín, Severo Ochoa, Plácido Domingo, Caballé, las Koplowitz o Camilo José Cela.Pregunta. A la hora de hacer retrato, ¿cuál es el arma del fotógrafo?

Respuesta. La comunicación entre ambos es básica. Hay que ser psicólogo. Casi nadie reacciona bien ante la cámara. En cinco minutos conozco a la persona y sé cómo es y cómo le gustaría aparecer. La fotografía siempre es para alguien. Hay que adivinar cómo le gustaría ver a ese alguien al fotografiado.

P. ¿Cómo se quedó en España?

R. Yo vivo en Madrid desde hace 54 años. Madrid lo llevo dentro. Entonces venía de El Cairo con la intención de estar 15 días de tránsito, para marcharme a Hollywood, donde tenía un contrato con laUniversal Films. Aquella estancia de 15 días se transformó en 54 años.

P. ¿Qué vio en Madrid en esos 15 días?

R. Algo tiene de inefable. Su luz, su arte. Me cautivaron. Madrid tiene una belleza especial. Realicé el primer libro sobre teatro y ballet español. Lo que más vende de España es su arte y belleza.

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P. ¿Le resulta más dificil retratar a los Reyes que a una persona que aparezca en su estudio?

R. En la historia de la fotografía aprendí lo siguiente: "A cada uno lo suyo". Hay que retratar a un médico como médico, a un arquitecto como arquitecto y a un rey como rey. Por regla general, cuando miras una fotografía, no miras los elogios, sino los defectos.

P. ¿Es igual en las mujeres que en el hombre?

R. A las mujeres siempre las he retratado como deseaban ser y a los hombres como son. Gracias a Dios son más coquetas. Tienen la eterna preocupación de las ojeras, de las arrugas, y ello se puede corregir con las luces.

P. ¿El juego de las luces es mayor en blanco y negro?

R. Sí, y por ello el blanco y negro sobrevive al color. Enseña lo que había en Rembrandt. Hay cien variantes de negro y cien de blanco. Así que el blanco y negro es también color.

P. ¿Cómo traspasa la música a la fotografía?

R. Haciendo composiciones armónicas. Resaltando la parte positiva.

P. ¿Está usted satisfecho con su obra?

R. Estoy contento, pero espero siempre que la próxima fotografía sea mejor. Yo fui uno de los escasos fotógrafos que Picasso, luego amigo mío, recibía. Me dijo: "Haz un libro de tauromaquia. Cuando lo hagas vienes y llamas. Te dirán que no estoy, pero estaré para ti". Lo hice, y él me ayudó a que lo publicasen en Francia.

P. Haciendo balance, ¿qué ha sido lo más difícil de su carrera?

R. Tratar el desnudo.

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