¡Viva Andrópov!
"Cuando Andrópov llegó al poder, todos notamos que llegaba un verdadero gobernante", exclamó el candidato a presidente de Ucrania, Leonid Kuchma, el pasado sábado en Nikopol, una ciudad industrial de algo más de 150.000 habitantes a 600 kilómetros al sureste de Kiev.Kuchma, que fue director de otra fábrica cercana, la luzhmash de Dnepropetrovsk (la mayor productora de misiles estratégicos del mundo), se refería a Yuri Andrópov, el ex dirigente del KGB que brevemente ocupó la jefatura de la URSS a la muerte de Breznev. Kuchma mencionaba a Andrópov para subrayar dos lemas de su campaña: la necesidad de orden y la lucha contra la corrupción.
La comparación era poco afortunada, pero los directivos y trabajadores de la fábrica de tubos Iuzhnotrub, que formaban el grueso del auditorio, no lo notaron, agobiados como están por la falta de pedidos que tiene de brazos cruzados al 80% de la plantilla, de 25.000 personas.
Asustado por un descenso del 40% de la producción industrial de Ucrania en lo que va de año, Kuchma abogaba por una mayor cooperación económica con Moscú. Por una cuestión de precio, Rusia prefiere hoy comprar en Tejas (EE UU) los tubos que antes encargaba a Iuzhnotrub y en Japón los televisores que antes le enviaban las fábricas ucranias. Alternando el idioma ruso con el ucranio, Kúchma hablaba como un representante de la Ucrania del Este, heredera de un complejo obsoleto de fábricas metalúrgicas, de minas de carbón y refinerías. "Deben comprender que hemos recibido los escombros de la economía del imperio", señaló. "Occidente debe pensar si quiere que Ucrania sea un país económicamente fuerte o una zona inestable como la antigua Yugoslavia. Si Ucrania es un país fuerte, no hay peligro de que se restablezca el imperio ruso".
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