Morán cree que el electorado ha castigado la política social del Gobierno
Ayer contrincantes, hoy colegas. Los tres cabezas de lista de las principales candidaturas al Parlamento de Estrasburgo comparecieron ayer conjuntamente en la oficina que la Cámara europea tiene en Madrid. Abel Matutes (PP), Fernando Morán (PSOE) y Alonso Puerta (IU) enterraron el hacha de guerra electoral y la sustituyeron por las flores y los piropos mutuos. El mensaje que el electorado ha enviado al partido socialista es, según su cabeza de lista, que en una situación de crisis económica debe extremarse la cobertura social.
Morán aceptó que el descenso del PSOE ha sido "significativo" pero matizó que no era "decisivo". "No ha sido un cataclismo", agregó. El PSOE, reconoció Morán, debe hacer una reflexión y "sacar algunas consecuencias". Matutes, muy contemporizador, atribuyó el castigo a los socialistas a una práctica habitual en muchos países europeos de aprovechar las elecciones parciales o administrativas para juzgar al Gobierno: "Toda elección se presta a un cierto test. Esto se ha producido, en general, en otros países y mayormente en España. Se impone una lectura política en Clave interna y que el Gobierno saque conclusiones", dijo.Cada uno trató de arrimar el ascua a su sardina, pese a proclamar que, como ya no estaban en campaña, no iban a hacer propagadanda. Morán justificó el avance del PP a la coyuntura interna española, sin menoscabo de reconocer los méritos de los candidatos conservadores, y Puerta destacó que más importante que la relación de fuerzas entre el PSOE y el Partido Popular era el reequilibrio "entre las fuerzas políticas que extraen el voto de la base social de la izquierda". Circunloquio con el que evitaba referirse al PSOE como partido de izquierda, un asunto tabú en IU.
Los tres electos coincidieron en destacar como muy positivo el índice de participación electoral y a la ausencia de incidentes. Donde sí discreparon fue en el futuro del Tratado de Maastricht. Mientras Alonso Puerta reclamó que la revisión del tratado se adelante a 1995 (está previsto para 1996) y criticó su aplicación -"los índices de convergencia no los puede cumplir nadie y están provocando la miseria de nuestro pueblo", señaló-, Matutes alertó sobre el riesgo de descalificar el tratado y recordó que fue lo máximo que los gobiernos de los 12 países se mostraron dispuestos a aceptar.
"Mejorarlo y potenciarlo, sí, y sobre todo ponerlo en marcha y mejorar sus puntos débiles, pero siempre aceptando lo que hay. De lo contrario sería como abrir la caja de pandora y poner en riesgo incluso la construcción europea", dijo Matutes.
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