A actitudes necias, oidos abiertos
Se elabora en Valencia el primer Libro Blanco para la integración de los sordos
"Tío, yo dentro pienso muchoLa autora de esta frase, soltada a bocajarro a un familliar, apenas contaba con una decena de años cuando comenzó a sufrir el agobio. de ser considerada subnormal debido a su sordera. Desde entonces, María Velasco, que ahora tiene 25 años, ha sido incapaz de hacer aquello para lo que en teoría está más capacitada: hacer oídos sordos al cúmulo de agravios que el desconocimiento de esta discapacidad provoca casi a diario en alguno de los cerca de 200.000 sordos que viven en España.
En noviembre del año pasado, María y otros seis no oyentes de Valencia comenzaron a trabajar en un proyecto ambicioso: elaborar un libro blanco del sordo de la Comunidad Valenciana para favorecer su integración y dar a conocer "de una vez por todas", a decir de uno de ellos, los problemas y necesidades de un colectivo tan ignorado como menospreciado. Ahora, con el segundo borrador ya elaborado, aspiran a que cunda el ejemplo en el resto de España.
El objetivo principal de este documento es acabar con esa conciencia general de considerar a los sordos como un subgrupo más e indiferenciado del conjunto de los minusválidos. "Los sordos no se ven, no sabes que una persona es así hasta que no hablas con ella", dice María para señalar lo que en su opinión es el obstáculo principal con el que se han de enfrentar a diario. "Se puede convertir en una auténtica pesadilla: nadie te hace caso y cuando se deciden a atenderte, te tratan como si fueses tonta".
Discriminación empresarial
Pascual Pons, de 38 años, tuvo que soportar una reprimenda del encargado del hospital donde debía ser, operado por no presentarse el día señalado para su intervención: "Intentaron avisarme por teléfono. Ellos sabían que era sordo. Cuando intenté explicar, teléfono en mano, que, no les podía oir no parecieron inmutarse". Luis, de 43 años, explica cómo en su traba o han ascendido todos los compañeros que entraron con- él hace siete años salvo él. Y es que no escasean las empresas que contratan minusválidos con el único fin de lograr la subvención pública.
Reservar tres plazas para los no oyentes por cada 25 empleos en la Administración, una universidad especial para sordos y subtitulares en los programas, de televisión de carácter cultural o informativo constituyen el contenido más llamativo de algunos de los artículos del libro blanco. Pepita, ama de casa de 42 años, resume de forma. gráfica el objetivo del trabajo: "Nos obligan a ser mal pensados de forma constante, a no fiamos de nada en una sociedad completamente hostil. Queremos acabar con este clima de desconfianza absurda".
"El libro blanco quiere reunir todas las respuestas posibles a los problemas diarios de esta comunidad", dice el padre de María, que ha colaborado activamente en su redacción. Su punto de vista es el de un padre oyente que ha tenido que pelear para que su hija recibiera una educación digna. La reivindicación de una unidad escolar por cada cinco niños sordos o de la existencia de traductores al lenguaje de signos en la Universidad, que figuran en el documento, bien podrían haber sido inspiradas por él. "No son peticiones exageradas, sino que responden a una necesidad a la que creemos que tenemos derecho como contribuyentes que somos", comenta Emilio Miravet, de 25 años, estudiante de ingeniería técnica industrial.
Emilio, que conserva "un mínimo rastro auditivo", como prefiere decir para explicar que oye un poco, dedica una hora diaria a entrenarse para. poder entender lo que le dicen mediante la lectura de los labios. "Mi esfuerzo", cuenta, "es doble al de cualquier otro estudiante y me encantaría poder transmitir mi experiencia a otros sordos ejerciendo algún día de profesor".
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