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La izquierda francesa acude a las urnas fragmentada y con pronóstico pesimista

Enric González

Las dos candidaturas mayoritarias en Francia, la de la coalición conservadora, en el Gobierno, y la del Partido Socialista, llegan a las urnas europeas con malos pronósticos bajo el brazo. La lista RPR-UDF (gaullistas y giscardianos) se ve perjudicada por las disensiones abiertas en la derecha por el Tratado de Maastricht, pero, aunque recoja menos votos de los que esperaba, tiene la victoria prácticamente segura. Mucho más grave es la situación de los socialistas encabezados por Michel Rocard: ni el partido ni su líder consiguen levantar cabeza, a tenor de los sondeos, tras el pésimo resultado de las generales de 1993.Michel Rocard se hizo cargo, hace un. año, de un Partido Socialista caído desde el Gobierno al práctico desahucio, y prometió un big-bang, un rápido crecimiento a partir de la minúscula masa crítica que le habían dejado unos electores hartos de corrupción y de impotencia ante el desempleo. El big-bang sólo se ha traducido hasta ahora en una proliferación de listas paralelas al partido: la populista de Bernard Tapie, la izquierdista-nacionalista de Jean-Plerre Chevénement y la ecolo-socialista de Brice Lalonde. Las listas-satélite, que pueden alcanzar en conjunto más de un 14% de los votos, resaltan el fracaso de Rocard como líder unificador.

Pero el ex primer ministro insiste en que sólo él puede mantener a la izquierda en la presidencia cuando François Mitterrand se retire, en mayo del año próximo. Y visto el escaso éxito del big-bang, promete ahora conseguir "la unidad socialista antes de fin de año". Rocard sólo tendrá alguna posibilidad de reunificar al socialismo si alcanza hoy más de un 17% o 18% de los votos. Por debajo de eso, el partido se pondrá a buscar un mejor candidato para las presidenciales. De momento, las encuestas auguran al PS poco más del 15%, casi lo mismo que al conjunto de los satélites. Y en las filas socialistas se mira ya sin disimulo hacia Jacques Delors, a punto de concluir su mandato al frente de la Comisión Europea y, a sus 70 años, el único candidato de la izquierda al que los sondeos presidenciales sitúan en buena posición frente a rivales como los gaullistas Édouard Balladur, actual primer ministro, o el alcalde de París, Jacques Chirac.

La izquierda seguirá siendo, con toda probabilidad, minoritaria tras las elecciones de hoy: en torno al 40% de los votantes, contando con que el Partido Comunista rondará el 10% y que la suma de los socialistas se quedará aproximadamente en un 30%, siempre según los sondeos.

Las cosas no han cambiado en el frente conservador. Al candidato oficial UDF-RPR, Dominique Baudis, se le escapan votos a borbotones hacia candidaturas ultraderechistas (el Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen) o, sobre todo, anti-Maastricht (el giscardiano Philippe de Villiers y su lista La otra Europa).

Si los sondeos no yerran y aun contando con el efecto distorsionador de una abstención tradicionalmente muy alta, dos de cada cinco votantes conservadores rechazarán la Europa surgida de Maastriclit y apoyarán el nacionalismo a ultranza.

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