Un matrimonio fotografiaba niñas desnudas en un club de ancianos

Mucha juventud visitaba el centro social de ancianos de Caja Madrid. La policía de la comisaría de Usera descubrió en el almacén de este club un estudio dedicado a fotografías pornográficas, con numerosas imágenes de menores.En la operación fueron detenidos el camarero del centro, José Fernando O. M., de 33 años, y su esposa, Manuela E. L., de 40. En su poder se halló cerca de un millar de fotografías pornográficas -en las que aparecían, entre otros, tres menores y mujeres de hasta 70 años-, 20 vídeos, tres cajas de lencería, montones de flores artificiales y tres cámaras.

El negocio, a espaldas de los responsables del centro, se anunciaba en las páginas de los periódicos. "Fotografías. Ratos libres", decía el breve.

El almacén funcionaba en horario de cierre del local: de 13.30 a 16.00 horas y de 20.00 en adelante. A las mujeres se les ofrecía firmar un contrato a nombre de J. F. Home Vídeo. La sesión se pagaba a 15.000 pesetas.

Si el trabajo incluía el acto sexual el precio ascendía. En ocasiones, según la policía, las mujeres eran fotografiadas por Manuela mientras se cambiaban de ropa interior. El material, de baja calidad, era vendido o intercambiado a revistas pornos de ocho países -entre ellos, Colombia, Italia y Francia-.

El estudio de fotografías fue destapado por el activo Grupo II de Delincuencia Urbana de la comisaría de Usera. Al entrar en la trastienda encontraron a una menor y a su novio en ropa interior. Ambos habían contactado por teléfono con José Fernando. Querían sacarse un poco de dinero con unas fotografías. Desconocían su contenido erótico.

Cuando llegó la policía, la chica, de 16 años, llevaba una hora con su novio en el local. Ambos habían posado en ropa interior.

Tomar 'cubatas'

En un principio, José Fernando, tras cerrar las puertas del centro, les había invitado a un cubata. Era la hora de comer.

"No pasa nada. Esto es como estar en la playa", le comentó el camarero a la cría, al tiempo que le daba un biquini morado.

Una alfombra y un sillón llenaban la trastienda. La chica se puso de frente y de espaldas ante la cámara. Al marcharse el novio, José Fernando le indicó que se quitase la parte superior del biquini. "Te daré 15.000 pesetas", le dijo. La chica, aterrorizada, se desnudó el pecho.

El camarero la hizo recostarse en el sillón con las flores de plástico. Al regresar el novio, les obligó a posar abrazados. Les ofreció "mucho dinero" si hacían el amor. Para convencerles, les enseñó fotos pornos.

En el centro social, ubicado en la calle de José Serrano, se desconocía la actividad de José Fernando. Su jefe le calificó de persona desordenada. La trastienda cumplía en teoría funciones de almacén. El matrimonio se ha negado a declarar.