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Uno de los acusados por el asesinato de Lucrecia Pérez no quería que España "se llenase de inmigrantes"

José Luis Matarranz y su primo Juan Alberdi Sáenz de Madrid, compañeros de los procesados por el asesinato de Lucrecia Pérez, negaron ayer en el juicio que los acusados perteneciesen a los skin heads (cabezas rapadas), llevasen armas, fuesen racistas o miembros de Ultrasur. Reconocieron, sí, que algún integrante del grupo, como Víctor, tenía "sus ideas" sobre que "esto se llenase de inmigrantes", pero aseguraron que ciertos comentarios de Javier Quílez no pasaban de ser "chistes sobre negros y moros".Vestido con blazier azul, corbata y pantalón marengo, como para compensar su indisimulable aspecto de rapado, Matarranz dedicó todo su testimonio a recomponer cada frase de sus declaraciones sumariales y contestar "no lo sé, no me acuerdo" a lo demás. Así, si en alguna ocasión anterior había dicho que el guardia Luis Merino era "un pirao", ayer dijo que era por "su forma de conducir". Cuando mencionó que Felipe Martín era "violento" en realidad quiso decir que estaba "nervioso", y si le expulsaron del instituto por pegar a un profesor no fue porque éste "fuera judío".

En cuanto a que Víctor fuera racista... "Pues no". "¿Y por qué lo declaró usted en el juzgado?", se interesó una acusación. "Serían sus ideas con la inmigración", titubeó. "Pensaría, imagino, que esto se llenaría de inmigrantes". "¿De inmigrantes negros?", replicó la acusación. "No creo que tenga un odio especial contra nadie", rectificó.

El testigo aseguró que no pertenece ni tiene nada que ver con los rapados -en el sumario figura todo lo contrario- y remató: "Yo no me junto con personas que lleven armas ni vayan atacando a la gente".

Juan Alberdi, primo del anterior y tan escaso de pelo como él, aseguró que el hecho de que Javier Quílez llevase botas militares con puntera de acero y cazadoras Bumper no era indicativo de que fuese un skin, porque ahora "hasta los anarquistas visten así". Rectificó que su amigo llevase en la cazadora el símbolo de Bases Autónomas y dijo que sólo le había visto "en una" manifestación del 20-N. También recompuso la presencia de su amigo entre los Ultrasur, "una peña controlada por el señor Mendoza", dijo, "que no es violenta". Y añadió que no le constaba que los cuatro procesados hubiesen protagonizado hechos violentos, pero admitió que tuvieron "algunas peleíllas, los típicos roces de discoteca".

El dominicano Carmelo Rodríguez Feliz contradijo la versión de que los procesados salieron corriendo tras los disparos que mataron a Lucrecia: "Retrocedían, pero no corrían".

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