_
_
_
_

Clinton despide su gira europea con un doctorado de sabor amargo en Oxford

Antonio Caño

La histórica universidad británica de Oxford convirtió ayer a Bill Clinton, un ambicioso joven de Arkansas, en el doctor William Jefferson Clinton. La entrega del preciado título honorífico se llevó a cabo en medio de una polémica sobre los méritos acumulados por el presidente de Estados Unidos para obtener una distinción académica que se le negó en 1985 a la ex primera ministra británica Margaret Thatcher.Oxford no fue precisamente una dulce culminación de una semana de gira por Europa para conmemorar el 500 aniversario del desembarco aliado en Normandía. El regreso a esta ciudad, donde Clinton estudió Derecho entre octubre de 1968 y junio de 1970, fue una oportunidad para recordar algunos de los episodios más polémicos del pasado del presidente, vividos en esa etapa. Tantos parecían ser los trapos sucios dejados por Clinton aquí que, durante las pasadas elecciones, sus rivales republicanos pasaron semanas de investigación en Oxford en busca de elementos de ataque político para la cámpaña. Encontraron varios: su oposición a Vietnam, la recomendación de su amigo el coronel Eugene Holmes para librarse de esa guerra, sus primeros pitillos de marihuana y su viaje a Moscú.

A ello se surnati5n estos días las quejas de algunos catedráticos y estudiantes de la universidad de Oxford que, como recoge la prensa británica, consideran que Clinton, quien ni siquiera terminó su doctorado -posteriormente lo, completaría en Yale-, no reúne las cualidades que se precisan para el título de Doctor en Derecho Civil con Diploma, una distinción honorífica que por primera vez se otorga en mano a un presidente de Estados Unidos, y que muy pocos jefes de Estado poseen en la actualidad, entre ellos el rey Juan Carlos, en 1986, y la reina Isabel II.

Algunos asesores de Clinton habían recomendado eliminar esta escala en Oxford, precisamente para evitar esa polémica y la resurrección de los viejos fantasmas. Pero Clinton se empeñó en venir.Vestido con la toga y el birrete universitarios, de color rojo, Bill Clinton se hizo eco en su discurso de aceptación del título de la manifestación que en es¿ momento se desarrollaba en las puertas del teatro, donde un centenar de jóvenes desplegaron pancartas contra el resurgimiento del nazismo, la guerra de Bosnia y en protesta por la entrevista, la pasada semana, entre Clinton y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, presidente de ún Gobierno con ministros neofascistas. "Este es el centro de la investigación y el debate", dijo Clinton. "Sólo tienen que escuchar ahí afuera; todo, desde la naturaleza del Gobierno italiano hasta el carácter de los cabezas rapadas se debate aquí".

El presidente no tuvo inconveniente en bromear en su discurso con su supuesta torpeza y con las dotes excepcionales de su esposa Hillary: "Yo no pude conseguir este título por mí niísmo".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_