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Una gota en el océano

"Que se lo lleve el PP o que se lo lleve IU, pero ya está bien. Ocho años es lo más que tienen que estar en el poder, como en América. Y así el resto de España no nos tomará más a los andaluces por el pito del sereno". Como puede apreciarse, el vendedor de ultramarinos del mercado de la calle Feria no comulga con la tesis básica de los socialistas, generosamente expuesta a lo largo y ancho de esta doble campaña: "Necesitamos más tiempo. En comparación con la derecha, nuestro paso por el Gobierno es como una gota de agua en el océano". Algunos líderes esgrimen la cuarentena del franquismo, pero otros son más lanzados y aducen que, desde los Reyes Católicos, España ha estado secuestrada por las fuerzas reaccionarias. Con lo cual, lo suyo, evidentemente, es apenas un granito de arena.Con esa facilidad que el poder tiene para confundir el país con sus intereses, o, en el mejor de los casos, con su sentido de misión; afirman que necesitan más tiempo para dejar España en condiciones. Y en nombre de su ya probada infalibilidad -"garantía de futuro"- le piden a la militancia que desarrolle un proselitismo más propio de los primeros cristianos o de los Testigos de Jehová: "Id puerta por puerta, que no quede una puerta sin recibir vuestro mensaje", dijo Narcís Serra en Lucena. Sólo falta que en cada umbral pinten después la señal del cordero, para que se sepa quiénes son los justos y quiénes merecen ser precipitados a los infiernos.

Si la militancia está peleona en busca de la mayoría absoluta que, dicen, Manuel Chaves necesita para seguir desarrollando con comodidad la política social de más de lo mismo, entre la población no se observan sentimientos similares, aunque a la hora de la verdad esta indiferencia puede sufrir el vuelco habitual del criptosocialismo decisivo. Al día siguiente del debate entre Manuel Chaves y Javier Arenas en Canal Sur, esta cronista se echó a la calle, y de 40 personas con las que habló, sólo una había presenciado el programa de principio al final -y era del PP-, dos lo dejaron a poco de comenzar, y el resto ni siquiera enchufó el televisor. Aparentemente, la peña está harta de política: "Mire usted, yo madrugo para trabajar y no estoy para rollos".

En el mercado de la calle Feria, las mujeres, preguntadas acerca de la promesa de vacaciones gratis para amas de casa, se echaban a reír: "Bueno, si ellos chupan, ¿por qué no vamos a aprovecharnos nosotras?". "¿Vacaciones?", bramó una que cargaba con dos enormes bolsas. "¿Y quién va a quedarse en casa para alimentar a mi marido y mis hijos?". "Yo no soporto al PP, y Arenas me parece un niño bonito, pero éstos podrían gastarse el dinero en otra cosa, con la necesidad que hay". Juanma, propietario de un pequeño negocio de pesca salada, reflexionó: "Yo voy a votar a IU, pero estoy resignado a que gane otra vez el PSOE. Le votan todos los viejos. Hace años, ser conservador era votar a Franco en el referéndum. Ahora lo es votar al PSOE".

En el mercadillo de Pino Montano, Alejandro Rojas-Marcos repartía pins de Poder Andaluz. "¡Déme uno, déme uno, que yo también voto a Felipe!", le asaltó una anciana. "Mujer, pero ¿por qué?". "Porque él me da la pensión". "No, mujer, que la pensión es un derecho suyo, que se lo ha ganado trabajando, que nadie se lo puede quitar". "Ah, ¿no? Pues ¡Felipe es el que me la sube!".

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