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Dos viejas casetas de La Celsa se caen mientras las nuevas siguen paralizadas

Las casetas viejas no aguantan más y las nuevas siguen paralizadas. Dos viviendas prefabricadas del poblado chabolista de La Celsa (Puente de Vallecas) tuvieron que ser derribadas ayer por los bomberos después de que parte del techo cayera sobre sus moradores. Estos chamizos, en los que viven la mitad de las 100 familias gitanas censadas en el asentamiento, fueron levantados hace unos veinte años de forma provisional.

Martín Vázquez Escudero, de 51 años, dormía en su chamizo con su esposa y sus dos hijos, de 19 y 13 años de edad. En otra caseta contigua descansaba su otro vástago, de 22 años, y su mujer, embarazada. "A eso de las 7.30 oí un golpe como si fuera una bomba y empezaron a caer cascotes del techo; uno, de poco da a mi mujer; conseguí apartarla y rompió la cama en dos, otro destrozó la mesilla; mis chicos quedaron cubiertos por escombros", relata Vázquez, que lleva tres décadas largas en esta barriada. "Es un milagro que sólo hayamos sufrido rasguños", añade.

"Parece que el viento levantó un porche de hierro que tenía delante de la casa, el armazón cayó sobre el tejado y éste no aguantó", concluye este hombre, que ayudó a construir las casetas. El Consorcio para el Realojamiento de la Población Marginada buscaba ayer un hueco para estas familias en otro barrio de prefabricados.

El estado de este poblado chabolista, uno de los más antiguos de la ciudad, es desastroso. El realojamiento de estas familias en un nuevo y cercano asentamiento formado por 96 casas bajas de hormigón pegadas a la M-40 estaba previsto para octubre de 1992. Pero en noviembre de ese año se paralizaron las obras.

Las viviendas están ya levantadas, pero falta el acabado interior y ahora, después de permanecer tanto tiempo paradas, las reparaciones necesarias. Sus futuros moradores las conocen ya como las perreras.

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18 meses de parón

La obra, ejecutada por la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV) con financiación del Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima), quedó interrumpida por la suspensión de pagos de la constructora. De eso hace 18 meses. En todo este tiempo, el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid no han conseguido llegar a un acuerdo para finalizar estos trabajos, en los que ya hay invertidos 450 millones de pesetas.

En principio, según la nueva repartición de tareas entre los dos socios del Consorcio, el acabado de esta barriada le correspondería a la Comunidad de Madrid. El Ivima estimaba en mayo de 1993 que finalizar los trabajos costaría unos 200 millones más. Ahora, con las reparaciones que hay que hacer, la cifra puede subir hasta los 400 millones.

El ambiente de este poblado, situado junto a Mercamadrid, está muy deteriorado por el intenso tráfico de drogas.

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