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Un hombre admite que mató al amante de su esposa tras un forcejeo

Fernando Gil Martínez, acusado por el fiscal de asesinar al amante de su esposa y de trocear después el cadáver, se confesó ayer autor del crimen, pero negó haber participado en el descuartizamiento del cuerpo. La víctima, Octavio Jesús Galeano, de 34 años, fue asesinado de cuatro disparos, uno de los cuales le impactó en los genitales.

El crimen se produjo el 29 de febrero de 1.992 en un chalé de la localidad madrileña de Brunete, y el móvil, según la hipótesis que maneja el fiscal, fue la infidelidad conyugal. El cuerpo de la víctima fue troceado y sus miembros envueltos en bolsas y arrojados a la cuneta de una' carretera y a varios ríos de Madrid.Durante el juicio, que comenzó ayer en la Audiencia de Madrid, Fernando Gil, visiblemente alterado, expresó su contrariedad porque su esposa y Octavio Galeano (a quien él había ayudado y amparado tras salir de la cárcel) mantuviesen relaciones: "No podía imaginar que hubiese personas así", dijo, refiriéndose a su otrora amigo Octavio.

Fernando Gil, de unos 38 años, confesó: "Octavio vino al chalé, con una pistola. Yo estaba asustado. Él quería llevarse a mi hijo. Dijo que se lo llevaba o me mataba; hubo un forcejeo y...". No obstante, rechazó su intervención en el descuartizamiento: "Estaba muy borracho y había consumido cocaína; no sabría explicar lo mal que estaba aquel día, me enteré de lo que habían hecho al cadáver cuando me detuvieron", evocó. La tesis de que él, tras el crimen, se marchó del chalé y no intervino en el descuartizamiento fue avalada por su amigo y también procesado Carlos Fernández.

"Fernando", comentó, "se fue del chalé y dejó allí el cadáver; fui yo quien lo troceó, tan mal le vi que quise ayudarle". El fiscal pide para Carlos Fernández 13 años de cárcel; y 28 para Fernando Gil.

Un testigo destrozó la versión de la ausencia de Fernando durante el descuartizamiento del cuerpo. Según este testigo, Fernando estuvo aquel día en su chalé y pidió gasóleo a su hija: las ropas del cadáver fueron incendiadas con este combustible.

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