Preparar la paz
Desde el 1 de julio de este año, Alemania y Francia asumirán sucesivamente la presidencia de la Unión Europea. Son conscientes de su responsabilidad común en el seno de la Unión Europea, particularmente en esta época de profundo cambio del conjunto del continente. Pretenden coordinar estrechamente su acción durante sus presidencias.Después de las radicales transformaciones que han tenido lugar en Europa desde 1989, la Unión tiene como obligación histórica y como objetivo común ayudar a los Estados de Europa central y oriental -comprometidos en la vía de las reformas- a reintegrarse en la familia europea y a asociarles al proceso de unificación en curso. Queremos, así, garantizar de manera duradera la paz y la libertad en Europa.
En la cumbre de Copenhague celebrada en junio de 1993, los Doce se comprometieron a un proceso de ampliación hacia el Este, ofreciendo a varios países -ligados a la Unión Europea por acuerdos de asociación y de libre intercambio- una posibilidad concreta de adhesión.
A este fin, esos países deben cumplir una serie de condiciones económicas y políticas. La Unión Europea apoya este proceso de manera muy diversificada. Incluye desde facilidades comerciales a un diálogo político estrecho, pasando por una ayuda técnica y financiera muy importante. Debemos ser conscientes del hecho de que el camino emprendido por estos países hacia la Unión Europea será largo y difícil. Así pues, es muy importante reafirmarles desde ahora que son bienvenidos a la Unión Europea. Por ello sugerimos conjuntamente invitar una vez al año a los jefes de Estado y de Gobierno de los países candidatos a la adhesión a un Consejo Europeo, a fin de discutir con los Doce, y pronto con los Dieciséis, cuestiones de interés común y profundizar así nuestra cooperación.
Con este mismo objetivo, a propuesta de Alemania y de Francia, la Unión Europea Occidental ha convenido un status de asociación con algunos países, para favorecer igualmente el acercamiento en el terreno de la política de seguridad.
Creemos de este modo unos lazos cada vez más numerosos y estrechos entre la Unión y los otros miembros de la familia europea que han estado durante tanto tiempo al margen del proceso de unificación. La evolución de la situación en la antigua Yugoslavia ha mostrado, con toda claridad, que la paz y la seguridad de nuestro continente estaban lejos de lograrse. La exasperación de las tensiones étnicas, religiosas y culturales nacidas de la historia se ha traducido en una guerra atroz, en las expulsiones, el desarrollo del fanatismo y las modificaciones de fronteras por la fuerza. Es nuestro deber de europeos hacer todo lo posible por restablecer rápidamente la paz en esta región y excluir definitivamente toda posibilidad de vuelta de la barbarie en Europa.
En otras regiones de nuestro continente existen tensiones latentes, resultado principalmente de problemas fronterizos y de minorías que no han encontrado solución. No podremos asegurar la estabilidad y la paz en Europa si no logramos eliminar las causas de tensión y prevenir así los conflictos de manera eficaz y duradera. La Unión Europea asume desde este punto de vista una responsabilidad particular. Por ello, en diciembre último, el Consejo Europeo de Bruselas ha aprobado la propuesta del primer ministro francés de organizar una conferencia sobre la estabilidad en Europa, una iniciativa que había sido mantenida por el presidente François Mitterrand en el Consejo de Copenhague de junio de 1993.
Esta iniciativa Parte de la constatación de que la estabilidad política es una condición indispensable para asegurar el progreso económico y social, así como la paz y la libertad. ¿Qué valor tendrían los acuerdos de librecambio y de asociación realizados con los países de Europa central u oriental, hasta su adhesión futura a la Unión Europea, si graves crisis políticas, provocadas sobre todo por problemas fronterizos o de minorías, van a poner en cuestión este progreso?
La iniciativa de los Doce en favor de un pacto de estabilidad apunta a impulsar la firma de acuerdos de buena vecindad entre todos los países de Europa central y oriental. Es evidente que estos acuerdos no regularán de una vez por todas los problemas que podrían subsistir entre estos países, pero deben crear un clima de confianza y poner en marcha modalidades de cooperación que permitan resolver de común acuerdo las dificultades que sobrevendrán. Este principio ha sido la clave de la reconciliación y del proceso de unificación de Europa occidental tras la última guerra. La relación que une hoy a Francia y a Alemania, considerados durante mucho tiempo como enemigos hereditarios, es la prueba más clamorosa.
La iniciativa de los Doce no tiene por objetivo crear una institución suplementaria o redactar una nueva versión de los principios fundamentales sobre los cuales nos hemos puesto de acuerdo en el marco de las Naciones Unidas, de la CSCE o del Consejo de Europa, como son la inviolabilidad de las fronteras, la integridad territorial de los Estados o el respeto de los derechos de las minorías.
Hoy, la prioridad esencial consiste en hacer aplicar estos principios sin restricción, a fin de prevenir eficazmente las tensiones y las crisis en Europa. Con esta iniciativa, los Doce proponen a sus asociados en Europa central y oriental un marco europeo para negociar con confianza la elaboración de relaciones de buena vecindad. Alientan este movimiento gracias al peso económico y político de la Unión Europea.
Los Doce no tienen de ninguna manera la intención de prescribir o de imponer soluciones hechas a sus asociados. El éxito de este proyecto dependerá de la voluntad política de los países concernidos. Nadie puede ni quiere quitarles esta, responsabilidad. Son ellos mismos los que tienen que encontrar, con plena soberanía, la solución que mejor les convenga y que sirva al mismo tiempo a la estabilidad en Europa.
En nuestra opinión, la participación de Estados Unidos de América y de Rusia es primordial para el éxito de esta conferencia. Una asociación estrecha y probada, como la presencia de Estados Unidos de América, es y sigue siendo indispensable para la seguridad de Europa. Somos igualmente conscientes de que no puede haber estabilidad y seguridad efectiva en Europa sin la cooperación con Rusia. Por ello queremos construir una relación estrecha con este país, que es un vecino grande y poderoso de la Unión Europea.
La participación de la CSCE es igualmente esencial para el éxito de la conferencia sobre la estabilidad. Los principios de esta institución constituyen su asiento fundamental, y una plena utilización de sus instrumentos es necesaria para asegurar lo perseguido; el resultado de esta iniciativa será así parte integrante del proceso de la CSCE y le dará un fuerte impulso. Alemania y Francia están decididas, con sus socios en el seno de la Unión Europea, a conseguir esta primera acción emprendida en el marco de la política exterior y de la seguridad común. Harán todo lo posible por aportar así una contribución a la estabilidad, a la paz y a la libertad.
Nuestro objetivo es celebrar en el plazo de un año una conferencia para cerrar un pacto de estabilidad, a la que los países de Europa central y oriental aportarían un paquete de acuerdos bilaterales de buena vecindad. Este pacto de estabilidad será la ocasión para que Europa apruebe su determinación y su capacidad para superar definitivamente la antigua división de nuestro continente y asegurar a sus pueblos un futuro en paz.
es primer ministro de Francia y Helmut Kohl es canciller de Alemania.Copyright: Le Monde.
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