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El Gobierno teme entrar en fase de relevo si el PP gana las elecciones por 10 puntos

Socialistas y populares se disputan a partir de hoy bastante más que 64 escaños en Estrasburgo, y 109 en Andalucía. La campaña electoral comienza con Felipe González con el boleto de perdedor y preso de sus propios planteamientos. El presidente ha sido el primero en admitir que las europeas del 12 de junio determinarán si se somete o no a una cuestión de confianza en el Parlamento. En el PSOE se cree que todo depende de una cifra mágica: la barrera de los 10 puntos. Si el PP se impone a los socialistas por ese margen, el Gobierno lo asumiría como un desastre suficiente para abrir una crisis en el partido y plantearse la preparación del relevo".

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Las campañas al Parlamento Europeo y a la Junta que hoy comienzan tendrán transcendentales consecuencias para todos los partidos. En teoría, en los próximos 15 días lo que estará en juego es el color de las asambleas de Estrasburgo y de Andalucía. Pero de su resultado dependerá que el Gobierno socialista acorte la legislatura y se prepare para dar el relevo al primer partido de la oposición, el PP, o, por el contrario, continúe su gestión en la perspectiva de agotar el mandato. Una derrota en las europeas próxima a los cinco puntos sería asumida por los socialistas como voto de castigo normal.Para las demás formaciones, los resultados también significarán algo especial. El respaldo que obtengan los nacionalistas catalanes y vascos será también pieza importante en esta liza. Un voto ascendente de CiU y del PNV sería un espaldarazo a su política de moderación y de apoyo al Gobierno socialista. De lo contrario, su actitud parlamentaria entraría en cuestión.

IU intentará deshacer la batalla bipolar y recuperar el electorado de la izquierda que le arrebató el PSOE en las últimas generales. El PP, arañando nuevamente poder, contrastará si el malestar social acrecentado en estos meses por los casos de corrupción se traduce en un contundente voto de castigo a González en beneficio de Aznar.

En pocas ocasiones se había observado en los partidos tanto nerviosismo y tanta tensión ante el reto de las urnas. Socialistas y populares van a tratar de echar el resto en estas elecciones, conscientes de que se convertirán en una especie de primarias. Buena prueba es el número de mítines en que participará González: ocho, una cifra inusitada para una campaña europea y autonómica. Pero por parte del PP, la participación de su presidente, José María Aznar, será mayor. El candidato a relevar a González intervendrá en mítines en los 15 días de campaña.

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Un 'test' fiable

La urnas se harán notar en la representación del Parlamento nacional. Serán un test con fiabilidad del cien por cien respecto a si las estrategias de los partidos en estos 11 meses de legislatura han sido correctas o deben cambiarlas. Quien más se juega es el PSOE, y singularmente el presidente del Gobierno.

González cayó hace unos días en su propia trampa al afirmar que de los resultados del 12-J se derivará o no la presentación en el Congreso de la cuestión de confianza. Con esa declaración convirtió, quizá sin quererlo, en unas primarias estas europeas. Su partido no deja de repetir en los comunicados internos a sus agrupaciones que el mensaje que deben machacar es que las elecciones son "europeas", replicando así al latiguillo de los populares, que quieren convertirlas en un plebiscito a González.

De momento, las dificultades las encuentran los socialistas en Andalucía, donde han tenido que suspender algunos actos en la precampaña por falta de público o afrontar otros de forma accidentada por la presencia sonora de trabajadores de empresas en reconversión. Si hace un mes los socialistas aseguraban que eran mucho más importantes las andaluzas que las europeas, ahora las ponen al mismo nivel. Si en Andalucía la pérdida de votos finalmente es importante, caerá el principal bastión del PSOE. Si en las europeas Abel Matutes obtiene un voto más que Fernando Morán, por fin Aznar podrá decir que ha ganado a González.

Pero el PSOE hace otro análisis. Considera fundamental mantener el cinco y el dos. Es decir, superar los 50 parlamentarios en Andalucía -ahora tiene 62- y conseguir en Europa no menos de 20 de los 64 diputados en liza -ahora tiene 27 de los 60 que se eligieron en las anteriores elecciones-. Si ello no fuera así, todo sería posible.

Los populares tienen actualmente 26 diputados en Andalucía y 15 en el Parlamento Europeo. Parten con una desventaja porcentual de casi 20 puntos respecto al PSOE en las anteriores elecciones (40,2% frente al 21,7%), pero han puesto el listón tan alto que los temores de muchos de sus dirigentes cobran plena justificación. El PP quiere ganar las europeas y demostrar que por primera vez en su historia saca más votos que el PSOE.

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