Miseria al otro lado
Al leer las páginas internacionales de éste o de cualquier otro periódico, no podemos sino expresar nuestro sentimiento de impotencia y de dolor por la cantidad de personas que sufren, tanto por el hambre como por la guerra. Gente que está al otro lado del opulento mundo, occidental.Y es que lamentarse es fácil, ayudar nos cuesta un poco más.
Al leer las páginas nacionales nos damoms cuenta de que aquí en nuestro país, hoy sólo leemos corrupción, "gente" que se enriquece aprovechando el puesto que nosotros les hemos dado en la sociedad.
Pero lo que no leemos tan a menudo es que no hay que salir de nuestras fronteras para observar la miseria que nos rodea y que no vemos, o no queremos ver.
El otro día, cuando volvía a mi casa, al salir del trabajo, en coche, escuchando música por la radio, las ventanillas cerradas por * el frío, una persona me abordó pidiéndome algo de dinero.
Yo, como otros tantos y en otras tantas ocasiones, hice una señal con la cabeza diciendo que no. El hombre se dirigió a otro vehículo.
Al salir del semáforo pensé en ese hombre, con aspecto bastante miserable, y pensé en el hambre de África, y pensé en palestinos, ruandeses, serbios, bosnios,, etcétera, y no encontré diferencia. Todos estaban en. el mismo lado.
Ese hombre del otro lado de la ventanilla me pareció que realmente necesitaba.
Pensemos que aquí también podemos hacer, algo. Empecemos por lo que tenemos más cerca y quizá ayudemos a todos los demás. Nosotros, los de este lado, pensemos en ese hombre que nos aparece al otro lado de la ventanilla.-
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