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Jacqueline será enterrada junto a la tumba de John Kennedy en Arlington

Antonio Caño

La llama eterna que desde hace 31 años identifica la tumba de John Kennedy en el cementerio de Arlington (Virginia) alumbrará también a partir de mañana a la que fue su esposa y símbolo de aquella edad de oro norteamericana, Jacqueline Keranedy Onassis. Allí, muy cerca de los obeliscos y templos que rinden culto a la historia de este país, los restos de Jackie quedarán enterrados como una parte sobresaliente del patrimonio nacional de Estados Unidos.

Previamente, en la mañana del mismo lunes, se oficiará un funeral en la iglesia católica de San Ignacio de Loyola, en la misma zona de Manhattan donde está el apartamento en el que Onassis vivió los últimos años de su vida y donde murió el jueves. La capilla ardiente ha sido instalada en la misma casa de la difunta para permitir que el cadáver pueda ser velado en la más absoluta intimidad familiar a lo largo del fin de semana. El presidente Bill Clinton, que asistirá a la ceremonia en Arlington, ha ofrecido el avión presidencial para que los restos de Jackie sean trasladados desde Nueva York hasta Washington. La familia Kennedy ha pedido que las ceremonias fúnebres se celebren de la forma más privada posible, correspondiendo al deseo de Jackie. El funeral en Nueva York estará cerrado al público y a la prensa, pero va a ser difícil evitar que el entierro deje de ser un acontecimiento nacional, a medida del cariño y admiración que este pueblo siente por la mujer desaparecida después de cinco meses de lucha contra el cáncer.A la casa de Onassis todavía e acercaban ayer algunas persoas para rendir homenaje a Jackie. Otros que pasaban por allí se tenían unos minutos. para levantar la vista hacia los dos pisos que forman la vivienda de la ex primera dama.

El 'circo' de la prensa

Algunos de los visitantes expresaban abiertamente su desaprobación por el circo organizado por la prensa en la puerta del edificio. El viernes, cuando las cámaras se apresuraron a filmar el féretro que entraba en la torre de apartamentos, varios de los presentes recriminaron a los periodistas. Gente sencilla que quería a Jackie como quieren a los personajes de sus cuentos infantiles, se negaba a que esto se convierta en un producto de la prensa sensacionalista.Consciente desde hacía tiempo de la gravedad de su enfermedad, Jacqueline Onassis había dejado un documento escrito con sus últimos deseos, que el viernes fue leído por un abogado a los dos hijos de la difunta, John y Caroline. John, que ha pasado a ocupar el papel estrella del actual clan Kennedy, se ha convertido estos días en el portavoz de la familia. Cuando el viernes John, un abogado de 33 años, compareció ante los periodistas su rostro reflejaba tal consistencia y serenidad que más que relatar las últimas horas de su madre parecía estar informando de la conclusión de su último pleito.

Con Jackie serán ya tres los miembros de esa familia que yacen juntos en Arlington, el cementerio instalado en unas viejas propiedades del general Lee, junto al río Potomac, donde están enterrados los mártires de la patria, desde la guerra civil hasta las víctimas del Golfo.

Hillary Clinton, la primera dama con más relieve que ha sucedido a Jacqueline Onassis, dijo en la noche del viernes en una entrevista en la televisión que, con la muerte de Jackie, el país ha perdido uno de sus más valorados tesoros.

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